TELEFONO MÓVIL
Padre Pedrojosé Ynaraja
Pese a que titule teléfono y por
tanto debería referirme a los que permiten exclusivamente trasmitir sonidos,
tengo presente el telefonino (italiano) móvil (por
tierras españolas) o celulares, como le llaman el resto de países. En realidad
su nombre es Smartphone, o teléfono inteligente. Tuve uno que debí abandonarlo,
ya que creía serlo tanto, y dominar de tal manera mi mente que con solo
moverlo, ya me marcaba el número que le apetecía, creándome problemas,
especialmente si iba conduciendo. Limitaba mi libertad, no estaba a mi
servicio.
Leo que el jefe de la Iglesia
ortodoxa rusa dice “que los teléfonos inteligentes arriesgan a la humanidad a
acercar la llegada del Anticristo. El patriarca Kirill
dijo que la Iglesia no se opone al progreso tecnológico, pero le preocupa que
la capacidad de recopilación de datos de los dispositivos comparta demasiada
información. Kirill dijo que esta información podría
ser utilizada para el control centralizado del mundo” (la copia entrecomillada
es textual) Por mi parte, no será tan exagerado mi juicio, ahora bien, creo que
su uso indebido condiciona el comportamiento personal de tal manera, que
atrofia posibilidades y valores que no creo deba prescindir.
Mengua sin duda las relaciones
interpersonales profundas y se queda en comunicaciones superficiales. Estoy
pensando en la utilización continua de mensajes WhatsApp. Ciertamente que yo
también me sirvo del sistema, como también de Skype, para compartir con países
lejanos, para hablar largamente de proyectos o programas.
Dificulta el enamoramiento. Un
sentimiento genuinamente humano, que le sirve a Dios para expresar los suyos
respecto a su pueblo y que se revela usando tal lenguaje, para reflejar lo que
siente por las personas y lo que desea exista entre ellas. (Cantar de los
Cantares, poema que de ninguna manera se parece a lo que pueda existir entre
los que únicamente se trataran de esa manera y ocupa a tantos quinceañeros
(ellos y ellas). Tampoco educa en el compromiso.