Llevar el Evangelio desde el
amor
P. Fernando Pascual
12-1-2019
)Por qué los creyentes en Cristo predican el
Evangelio? La respuesta es sencilla: porque han
recibido amor y porque quieren amar.
Cristo, Hijo del Padre hecho
Hombre en el seno de la Virgen María, nos ha manifestado el gran Amor del Padre
hacia los hombres.
Desde entonces, la
misericordia es ofrecida a todos. Basta abrir el corazón, dejarse transformar
por Cristo, y recibir un perdón que rescata.
Pero el Evangelio no ha
llegado a muchos. Millones de seres humanos no conocen a Cristo como Salvador,
no lo acogen como el que puede librarlos del pecado y darles una vida nueva.
De ahí surge la misión, la
llamada del Maestro para llevar su salvación a quienes lo esperan y necesitan
sin saberlo.
"Id, pues, y haced
discípulos a todas las gentes bautizándolas en el nombre del Padre y del Hijo y
del Espíritu Santo, y enseñándoles a guardar todo lo que yo os he mandado"
(Mt 28,19‑20).
La Iglesia católica, desde sus
inicios, ha buscado ser fiel a este mandato del Señor. La misión evangelizadora
se expandió, con la fuerza de la caridad, primero a los lugares más cercanos a
Jerusalén, y luego cada vez más lejos.
Por eso los católicos
sentimos, desde el amor que hemos recibido, un fuego interior que nos lleva a
compartir el tesoro de nuestra fe a todos los que quieran recibirlo.
En tantos lugares donde falta
luz, falta esperanza, falta perdón mutuo, falta humildad, falta alegría
verdadera, el Evangelio está destinado a convertirse en fuente de vida
auténtica, para el tiempo presente y para la eternidad.
Las palabras de san Pablo
resuenan también en nuestros corazones: "Predicar el Evangelio no es para
mí ningún motivo de gloria; es más bien un deber que me incumbe. Y (ay de mí si no predicara el Evangelio!" (1Co 9,16).
Sí, es un deber, porque Cristo
ama también hoy, porque se ofrece a Sí mismo como Camino, como Verdad, como
Vida. Para su Amor no existen barreras ni límites, pues quiere llegar a todos y
salvarlos para siempre.