Omisiones ideológicas
P. Fernando Pascual
8-12-2018
Quienes defienden una
ideología buscan difundir las propias ideas a través de muchas estrategias. Una
de ella consiste en las omisiones ideológicas.
¿En qué consiste? En evitar
sistemáticamente ciertas palabras o expresiones para ocultar algún aspecto de
la realidad que no estaría de acuerdo con lo que defienden tales ideólogos.
Pensemos, por ejemplo, en
algún enemigo de la ética tradicional por lo que se refiere al matrimonio y la
familia, y que busca una "liberalización" completa en esos temas.
Esa persona omitirá de modo
sistemático palabras como castidad, infidelidad, fornicación, adulterio,
desviaciones sexuales contra la naturaleza, oblación, olvido de sí.
Puede ocurrir que también se
omitan algunas palabras y que al mismo tiempo se revistan con nuevo significado
otras que podrían ser consideradas como "obstáculo" para la propia
ideología.
Por ejemplo, la palabra
"matrimonio" podría seguir siendo usada pero con un significado
nuevo, como un simple acuerdo entre dos personas (algunos dirá entre dos o más
personas) que se quieren, sin ulteriores especificaciones.
Las omisiones ideológicas,
unidas a las manipulaciones y a la repetición obsesiva de ciertos temas, buscan
neutralizar cualquier posible modo de pensar autónomo que pueda poner en duda
los objetivos defendidos por los ideólogos de turno.
El mejor camino para
contrarrestar esta estrategia consiste en saber usar adecuadamente las palabras
que abren la mente a otras perspectivas y, sobre todo, que describen fenómenos
humanos que las ideologías pretenden ocultar.
Lo cual es sumamente urgente
en temas como el del aborto provocado, donde hay quienes omiten y esconden
sistemáticamente palabras como madre, padre, hijo, matar, vida humana, para emplear
expresiones eufemísticas que escondan lo que ocurre en cada aborto: el
asesinato de un hijo en el seno de su madre.
El amor a la verdad y la
justicia lleva a denunciar las omisiones ideológicas y cualquier forma de
manipulación del lenguaje que busque ocultar la gravedad de ciertas acciones.
Al mismo tiempo, promueve ese espíritu crítico tan genuino y tan poderoso que
permite mirar y llamar a las cosas como son, con sencillez y con valentía.