Unidades solidarias
P. Fernando Pascual
16-11-2018
La unidad solidaria surge
cuando las personas, los pueblos, las ciudades, las provincias o regiones se
unen desde ideales comunes, con la mirada puesta en la justicia, la acogida, el
amor y la esperanza.
Ello puede implicar
sacrificios, por ejemplo cuando una zona geográfica más rica acepta "perder"
bienes y dinero a favor de otra zona más pobre y necesitada de ayudas.
Pero esos sacrificios valen la
pena en la perspectiva del afecto que une a la gente como Patria, como Estado
solidario, como proyecto de caminar juntos hacia la concordia y la paz.
Duele, sin embargo, encontrar
a personas o grupos, a veces mayoritarios en alguna ciudad o región, que
defienden la ruptura, que protestan si se les pide sacrificios a favor de
otros, que buscan solo su provecho hasta romper la convivencia.
Frente a quienes promueven
rupturas e independencias insolidarias, basadas en el egoísmo y la promesa de
vivir mejor a costa de dejar a un lado a los más necesitados, se hace urgente
resucitar en los corazones el afecto mutuo y el amor a una justicia que también
acepta sacrificios por el otro.
El mundo ha visto y ve con
tristeza conflictos, violencias y guerras en territorios donde algunos grupos,
con o sin apoyo mayoritario, buscan imponer la ruptura con promesas del tipo "si
estamos solos viviremos mejor".
Las lágrimas y sufrimientos de
quienes pagan por culpa de propuestas insolidarias debería
abrirnos los ojos para denunciar movimientos independentistas basados en la falta
de solidaridad o incluso en el odio hacia otros pueblos, y para promover sanos
caminos de armonía, comprensión mutua y apoyo para el desarrollo de los más
pobres.
Frente a los promotores de
muros, desprecio hacia los diferentes y promesas de falsos paraísos
insolidarios, hace falta una reacción común de todos los que amamos unidades
solidarias, basadas en la escucha, el respeto, la justicia, y el lazo más
decisivo: un amor que crea pueblos sanos y Estados más bellos y más
consolidados.