La amistad en
Aristóteles
Rebeca Reynaud
En los capítulos 8 y 9 de su Ética a
Nicómaco (EN), Aristóteles profundiza en lo que es la esencia de la
amistad. Escribe: “Nadie quisiera vivir sin amigos aun estando en posesión de
los otros bienes”. Para él la más perfecta de las virtudes es la sabiduría, ya
que dispone a la actividad más perfecta: la contemplación.
Para Aristóteles, la condición para la vida plena es
la amistad intensa, íntima, consciente, deliberada, recíproca, proporcional y
virtuosa. Comentando a Aristóteles, Héctor Zagal dice que, en la juventud los
amigos ayudan a no errar en el terreno moral, y en la vejez, los amigos son
terapia. En la edad madura los amigos ayudan a ejecutar acciones más bellas y
dignas de alabanza.
Aristóteles relaciona la amistad con tres virtudes:
benevolencia (desear el bien), beneficencia (hace el bien) y concordia (sólo se
da entre personas justas).
Escribe Aristóteles: El amigo quiere que su amigo
exista y viva porque lo ve “como otro yo” (cfr. EN IX,4);
el amigo quiere bienes para su amigo (EN VIII,2); la amistad implica
reciprocidad (EN VIII,2).
La amistad es una decisión deliberada –la escojo, la
quiero-; la amistad espontánea no existe. Es un hábito que configura nuestra
vida. La amistad va acompañada de virtud. Si un “amigo” te hace daño, no es
amigo verdadero.
Querer al amigo por su carácter es querer lo que el
otro quiso ser. Divertirse con los amigos es natural y sano pero con
eutrapelia, es decir, con la virtud que modera el exceso en las diversiones.
Para Aristóteles la amistad perfecta es la de los
hombres buenos y virtuosos. El hombre virtuoso ama la virtud en sí y en otro.
El vicioso ama el vicio en sí y en otro.
El amor de benevolencia ama al amigo por lo que es.
El amor de concupiscencia instrumentaliza a la persona y la
ama por lo que puede darle. Nada hay tan propio de los amigos como la
convivencia. El amigo realiza el bien útil, deleitable y honesto. Un amigo
verdadero impide que su amigo realice actos malos. Quiere que su amigo siga
siendo virtuoso, por eso lo corrige. Los amigos piensan y desean lo mismo en
cosas importantes. Esta clase de unanimidad se da en los buenos. Esta clase de
unanimidad no es posible entre los malos, excepto en pequeña medida, porque
cada uno procura ventajas para sí (EN, IX,6).
La amistad se genera y se conserva si hay
benevolencia. El hombre feliz debe tener amigos. No es propio del hombre vivir
en solitario. El hombre tiene amigos porque el ser es bueno y amable en sí
mismo. La amistad perfecta sólo se genera entre personas de carácter excelente.
Nerón vivió cuatro siglos después de Aristóteles
pero sirve de anti ejemplo porque Nerón no sabía ser amigo. Desterró a Vespasiano
porque no le gustaban sus poemas, y Séneca también le hizo ver que era un mal
poeta antes de morir, y sabía que eso le iba a disgustar, por eso tomó sus
previsiones.
Ahora bien, la amistad sólo puede darse en
personas que son dueñas de sí mismas. En egoístas se da la amistad útil e
imperfecta.
El buen amante de sí mismo ama los bienes de la
razón, el más importante es la sabiduría. El mal amor de uno mismo no puede
reposar consigo mismo. Es contradictorio e inestable. Elige lo que acaba
dañándole. Vive el remordimiento y la culpa.
Cada persona está íntimamente dispuesta para sentir
y tratar a su amigo de la misma manera como se siente y se trata a sí mismo. El
amigo se complace en su amigo y lo ama con amor de amistad, no de exclusividad.
La amistad se conserva cuando hay trato y
convivencia. Según Aristóteles, ¿cuándo hay que disolver una amistad? Hay que
disolverla con los que no quieren cambiar, pero sí después lo quieren, hay que
volver a ella.