Cambiar: más sencillo de lo
que parece
P. Fernando Pascual
6-10-2018
¿Puedo cambiar? ¿Empezar una
vida diferente? ¿Dejar lejos el pecado? ¿Romper con el egoísmo y correr hacia
el amor?
Son preguntas que llegan en
momentos en que estamos confundidos, o con una mente asombrosamente clara. Son
preguntas que necesitan una respuesta.
Al conocer las historias de
algunas personas cercanas, o lejanas, o del pasado, vemos que el cambio es
posible.
Sí: hay cientos, miles de
personas que han podido lograrlo. O, mejor, que han dejado que Cristo cambie
sus corazones.
Con el perdón del Mesías, con
la ayuda del Salvador, todos podemos cambiar. Será posible a través de un
camino difícil o fácil, pero lo importante es la meta: empezar a vivir como
hijos de Dios.
Es más sencillo de lo que
parece: la conversión está tan a la mano de todos que solo podemos dar gracias
a Dios porque nos la ofrece continuamente.
Sin embargo, vuelven las
preguntas iniciales. ¿No estaré soñando? Tantas veces he pensado que llegó la
hora de la conversión, y luego sigo igual.
Hay dificultades, ciertamente.
El pasado tiene un peso mucho mayor del que imaginamos. Pero Dios es
omnipotente, y hoy, como ayer, hace milagros.
El milagro que espero, que
necesito, y que Él quiere darme, es la ruptura con el pecado en mi vida y el
ingreso pleno en el mundo del Amor.
El reloj corre ante mis ojos.
Cada instante ofrece una oportunidad para la conversión. Me lo recuerda el
mismo Dios: ahora es tiempo favorable, ahora es día de la salvación... (cf. 2Co
6,2).