Verdades selectivas,
manipulaciones disimuladas
P. Fernando Pascual
2-9-2018
Decir que un libro que
defiende el racismo tiene miles de lectores será, tristemente, verdad. Pero una
verdad selectiva, porque seguramente ese libro tendrá millones de opositores.
Decir que un político del
partido A es "polémico" será verdad (muchos políticos provocan
polémicas). Pero no decir lo mismo de otro político del partido B es una forma
sutil de manipular a los lectores.
Decir que una propuesta
católica es discutida reflejará lo que ocurre. Pero ocultar que esa misma
propuesta tiene importantes razones a su favor se convierte en un modo sutil de
engañar a lectores incautos.
Existen cientos de formas con
las que se busca manipular a la gente. Una de ellas consiste en ofrecer
verdades selectivas, en indicar solo un aspecto de la realidad al mismo tiempo
que se ocultan otros que permitirían tener una perspectiva más completa.
Los tres ejemplos señalados
aquí muestran este tipo de actuaciones, muy comunes en medios de comunicación,
en blogs de Internet, incluso en conversaciones entre amigos.
El fenómeno de seleccionar
solo un aspecto de la realidad que interesa mientras se oculta lo que desagrada
es tristemente "normal". Porque a la gente le gusta acumular datos a
favor de sus ideas, y siente cierto disgusto ante otros datos que puedan
contrariarlas.
Este fenómeno puede ser curado
en parte si adquirimos un sano espíritu crítico, si identificamos a quienes
abusan de las manipulaciones para no prestarles atención, y si promovemos y
dialogamos con quienes tienen mentes abiertas y equilibrio a la hora de mirar
los hechos en su integridad.
Un político acaba de
pronunciar un discurso. Empieza la polémica. Si dejamos a un lado el interés
por descalificaciones que no ayudan y vamos a fondo a los argumentos usados por
ese político, encontraremos un modo sano para señalar lo que sea erróneo y para
aprovechar lo bueno de sus propuestas en vistas a emprender un fecundo debate
social.