Naturaleza del verdadero amor
Rebeca Reynaud
El amor de en una relación entre personas,
aunque se pueda amar la comida francesa y mexicana. Joseph Pieper
habla del amor y da ideas, se pregunta: ¿Cuál es el elemento común del
amor? Más que cualidades generales, el verdadero amor exclama: “¡Es
bueno es que existas!”. Cuando amas a alguien llegas a la esencia de la
persona, a sus cualidades más personales. Cuando te enamoras ya no puede haber
otra persona, amas a esta persona
concreta en exclusiva.Hay cualidades físicas, emocionales, y puede haber
otra persona con más cualidades, pero no se le ama así porque no eres “tú”. Más
que entusiasmo y admiración hay fe en esa persona. Se da una paradoja: Te
sientes feliz y, a la vez, sientes que no eres digno o digna de recibir ese
amor, entonces surge la meta de hacer las cosas mejor para ser un amador
adecuado y digno de ese amor.
Podemos dar la vida pero primero hay que amarse
a sí mismo, luego buscar la felicidad propia y del otro, unidas. No se entiende
la vida sin el que amo. No se trata de egoísmo. Puede que la otra persona no
responda del mismo modo: puede decirte te amo como amigo o como hermano. Entre
más amas tienes más capacidad de sufrir por el amado.
Afirmar al otro al decirle “¡qué bueno que
existes!”, y además lleva consigo obligaciones, gozos y muchos detalles. El
amor puede informar al sexo. Hay un deseo de vivir tu vida junto a esa persona
para darle tu vida de una manera única, le das también tu futuro y tu
fertilidad, entonces se consuma el amor en plenitud y en verdad. Hay que buscar
la verdad completa sobre el hombre y la mujer.
El aparato respiratorio y el circulatorio tienen
sentido en sí mismos, pero el sistema reproductor tiene sentido precisamente
cuando se hacen “un sola carne” en la consumación de la sexualidad, que sólo es
posible entre un hombre y una mujer. Las personas homosexuales están llamadas
al celibato.
Hay personas viudas que eligen no volver a
casarse porque no quieren amar a otra persona como con la que se casaron. No hay egoísmo, es una elección buena y admirable.
Primero hay que amar a Dios porque, como decía
un taxista, “cuando estoy cerca de Dios se me facilita portarme bien, y cuando
me alejo de Dios se me facilita el mal”. Dios es la fuente de amor, nos ha dado
la vida y muchas cosas más cada día, y hemos de darle nuestra vida para
corresponder a su amor.