Trampas
P. Fernando Pascual
12-7-2018
En el camino de la historia
humana, como en nuestros días, se han cometido y se cometen cientos de abusos,
trampas, arbitrariedades, favoritismos, chantajes, despilfarros, corrupciones,
pequeñas sustracciones, y una larga lista de actos dañinos.
En una tienda, el vendedor
manipula la báscula, y así vende por el precio de un kilo lo que pesa 900
gramos.
En una fábrica, el jefe de
sección toma (roba) piezas pequeñas para venderlas en otro lugar, al mismo
tiempo que un obrero finge trabajar mientras juega con su móvil.
En una oficina, un trámite
urgente queda "atorado" porque el encargado ha decidido anteponer las
peticiones de varios amigos que le gratificarán convenientemente.
En un departamento público, el
oficial llega habitualmente tarde a su despacho, mientras las colas de la gente
muestran su descontento.
También en el hogar, el
encargado de limpiar los platos inventa excusas para descargar la tarea en otro
miembro de la familia.
Las trampas ocurren en tantos lugares,
de tantas maneras, que casi sería imposible hacer un cuadro general de la
situación.
Surge la pregunta: ¿por qué
hay tantas personas que hacen trampas? ¿Dónde está la raíz de un fenómeno tan
universal?
Entre los muchos aspectos que
podrían servir de explicación, hay uno muy sencillo: la aspiración a satisfacer
ambiciones personales a costa de lo que sea.
Si uno desea más descanso, o
más dinero, o más prestigio, o más placeres, o más poder, y si tiene una
conciencia herida por el pecado, será fácil que incurra en trampas para lograr
lo que tanto anhela.
Ante este mal, la curación
puede ser entrevista fácilmente: adquirir una conciencia sana, enamorarse de la
justicia, mirar a los demás y respetar sus derechos, cumplir las propias
obligaciones con alegría.
A veces basta poco para romper
situaciones generalizadas de trampas: una persona honesta brilla de modo
particular entre sus familiares, amigos, conocidos, y estimula al cambio en
quienes lo conocen.
No será, desde luego, tarea
fácil, sobre todo cuando una buena persona está rodeada de corruptos. Pero al
menos habrá iniciado un camino de justicia que beneficia al honesto y a otros,
y que enseña cómo sea posible promover un mundo más equo
y más solidario.