SOY
CATÓLICO ¡VAYA SUERTE! (II)
Padre
Pedrojosé Ynaraja
¿La suerte es que siempre estoy
contento o entretenido, o que estoy seguro de todo lo que hago?. Sinceramente, no siempre estoy contento, ni entretenido,
ni haciendo lo que me gustaría hacer, sin que ello suponga que soy masoquista.
Me cuesta conseguir el sustento y debo hacer un esfuerzo para aprender, se me
rompen cosas y me puede suceder un accidente como a otro cualquiera, sufro
enfermedades, no soy excepcional en nada. Cuando digo que soy feliz es porque
Dios, mediante su Iglesia, me concede su Gracia. Recibirla cambia mi vivir
espiritual, mi horizonte personal.
Veo la euforia de algunos aficionados
al deporte, cuando su equipo gana. O el entusiasmo, casi fervor religioso, que
algunos ponen en la militancia política o en la adhesión a un partido. Observo
el cariño y dedicación constante de otros por cuidar a su perrito faldero y la
satisfacción que sienten por gozar de su compañía.
Observo que otros no piensan más que
en su enriquecimiento, nunca tienen suficiente dinero o propiedades, vehículos
o instrumentos. Hay quienes les obsesiona tener la más
completa y mejor colección de cualquier cosa, por banal que sea.
El estudio acapara su tiempo libre. El
sentido de su vida se confunde con el crecimiento de su erudición. Saben de todo
y quieren estar al día de todo.
No niego que muchas de las ambiciones
que he señalado son genuinamente humanas, muy legítimas muchas de ellas y que
ningún animal es capaz de anhelar. Males y desgracias, más o menos, me pasan a
mí como a los demás.
La felicidad que mi corazón desea es
otra cosa y le llega por otros caminos, sin modificar el curso de mi vida.
Aparece en mi interioridad sin trastornarla. Es la Gracia. Ella la que afianza
mi fidelidad y gozo sacerdotal, como es fortuna espiritual para los que han
recibido el sacramento del matrimonio y son conscientes.
La siento yo como la vivencia del Amor
de Dios, consecuencia de la fidelidad a su llamada. No me faltan aficiones,
tengo muchas. Procuro que no absorban mi vida.