Epidemias: detrás de los
números
P. Fernando Pascual
23-6-2018
A lo largo de la historia
millones de seres humanos han fallecido por epidemias de diverso tipo. Las
estadísticas destacan algunas de ellas: cólera, peste, lepra, gripe, viruela,
sífilis, SIDA...
En esas y en tantas otras
epidemias, detrás de los números han historias concretas: hombres y mujeres que
amaron, que lucharon, que sufrieron, que rieron, que ayudaron, que fueron
acompañados.
Los números no pueden reflejar
esas historias. Se limitan a los datos, a las estadísticas, a los porcentajes,
a los lugares geográficos, a las edades y situaciones económicas y sociales de
quienes fallecieron.
Algunas historias personales
llegan a la literatura, o a la prensa, o a la televisión. Manzoni,
en "Los novios", narra algunas muertes (imaginadas) durante una
epidemia de cólera en Milán. En Estados Unidos fue famosa, en su tiempo, la
historia real de Ryan White (1971-1990), un adolescente muerto por el SIDA.
Otras muchas, muchísimas,
historias personales no tienen narraciones relevantes. Pocos conocen lo que
ocurrió a aquel esposo, a aquella esposa, a aquel hijo pequeño, a aquel
huérfano que fue encontrado agonizante en una calle perdida de una gran ciudad.
La historia de la humanidad
está surcada por sufrimientos ingentes y por enfermedades que han provocado
millones de defunciones, en el pasado como en el presente. Los números reflejan
la magnitud del drama, pero no pueden recoger todas las historias personales.
Cuando aparecen en los medios nuevas estadísticas sobre los muertos por
malaria, tuberculosis, cáncer, SIDA, ataques al corazón, y tantas otras
situaciones (sin olvidar las muertes por violencia, por hambre, por guerras),
necesitamos abrir los ojos interiores para pensar en lo que está oculto detrás
de esos números.
Algún día, tras el umbral de
la muerte, esperamos conocer los rostros y las historias de esos hermanos
nuestros. Ahora podemos ayudarles con aquello que esté a nuestro alcance
(también con dinero, pero sobre todo con cariño), mientras rezamos a Dios para
que tenga misericordia de los millones de sufrientes de todos los tiempos.