Tras un referéndum sobre el
aborto
P. Fernando Pascual
15-6-2018
Cuando se organiza un
referéndum sobre el aborto y vence la propuesta que permitirá su legalización, ¿qué
ocurre?
Unos festejan. Defendieron el
derecho al aborto como si fuera una conquista, un triunfo, una posibilidad para
que las mujeres pudieran ser más libres.
Otros se sienten derrotados.
Buscaron detener el aborto porque consideraban que su legalización significaba
una grave injusticia contra los hijos suprimidos antes de nacer.
Las reacciones se suceden. Los
políticos hacen sus declaraciones, algunos con el deseo de lograr la simpatía
de los vencedores. Los periodistas lanzan sus opiniones y análisis.
Mientras, se pone en marcha un
mecanismo social que lleva a nuevas maneras de ver el aborto en un territorio
concreto.
Ha sido legalizado, dicen
algunos. No será, entonces, tan malo. Además, los tiempos cambian, no existen
principios inmutables. Y muchos países "desarrollados" tienen aborto.
Más allá de todos esos
comentarios y cambios, vale la pena ver qué significa esa "victoria"
de los partidarios del derecho al aborto.
Porque con los procesos
legales y sociales que ahora empiezan a ponerse en marcha, miles de hijos no
llegarán a nacer, porque miles de madres pedirán su muerte.
El drama más radical del
aborto queda invariable: el aborto no deja de ser algo terrible por el hecho de
que esté permitido por la ley y se lleve a cabo en hospitales con instrumentos
higiénicamente "seguros".
Alguno dirá que con la
legalización habrá menos abortos clandestinos y menos muertes de mujeres. Algo
de razón tiene, pero incompleta. Porque en todos los abortos (clandestinos o "legales")
mueren cientos de hijas y de hijos.
Un nuevo referéndum sobre el
aborto. Las urnas acogen los votos que sirven para decidir sobre la vida o la
muerte de seres humanos inocentes, desarmados, sin ninguna posibilidad de
expresarse.
Cuando una sociedad pone a
votación la vida de los hijos, cuando hay quienes proponen el aborto como un "derecho",
algo está muy herido en las conciencias de los individuos y de los pueblos.
El esfuerzo por salvar la vida
de embriones y fetos tiene su valor. Pero es mucho más importante recapacitar
para darnos cuenta de que nunca debería someterse a los votos si tienen o no
tienen derecho a la vida seres humanos inocentes...