EL
BAUTISMO
Enseñanzas del Papa Francisco
=============
Selección de textos: MARIANO ESTEBAN
CARO
INTRODUCCIÓN
El Papa Francisco, entre el 11
de abril y el 16 de mayo de 2018, en la audiencia de los miércoles,
ofreció seis catequesis sobre el Bautismo, coincidiendo
con el Tiempo Pascual: “La Pascua de Cristo, con su carga de novedad, nos
alcanza a través del bautismo para transformarnos a su imagen” (Catequesis del
11 de abril).
Para facilitar su lectura, se
han agrupado estas enseñanzas bautismales del Papa Francisco en forma de breve
diccionario: Agua, Bautismo, Carácter Sacramental, Cristiano, Cristo, Cruz,
Diablo, Espíritu Santo, Fe, Hijos de Dios, Iglesia, Niños, Nombre, Nuevo
Nacimiento, Oración, Padres, Padrinos,
Pascua, Pila Bautismal, Trinidad Santa, Unciones, Vela Pascual, Vestidura
Blanca.
========
AGUA
No es, de hecho, un agua cualquiera la del bautismo,
sino el agua en la que se ha invocado el Espíritu que «da la vida» (Credo)
(Audiencia, 11 de abril de 2018).
Pensemos en lo que Jesús dijo a Nicodemo para
explicarle el nacimiento en la vida divina: «El que no nazca de agua y de
Espíritu no puede entrar en el Reino de Dios (Audiencia, 11 de abril de 2018).
El agua es matriz de vida y de bienestar, mientras que
su falta provoca la extinción de toda fecundidad, como sucede en el desierto;
pero el agua puede ser también causa de muerte, cuando sumerge entre sus olas o
en grandes cantidades arrasa con todo; finalmente, el agua tiene la capacidad
de lavar, limpiar y purificar (Audiencia, 2 de mayo de 2018).
A partir de este simbolismo natural, universalmente reconocido,
la Biblia describe las intervenciones y las promesas de Dios a través del signo
del agua (Audiencia, 2 de mayo de 2018).
Aún así, el poder de perdonar los pecados no está en
el agua en sí, como explicaba san Ambrosio a los nuevos bautizados: «Has visto
el agua, pero no toda el agua resana: resana el agua que tiene la gracia de
Cristo […] La acción es del agua, la eficacia es del Espíritu Santo» (De sacramentis 1, 15) (Audiencia, 2 de mayo de 2018).
Por eso la Iglesia invoca la acción del Espíritu sobre
el agua «para que aquellos que en ella reciban el bautismo, sean sepultados con
Cristo en la muerte y con Él resuciten a la vida inmortal» (Rito del
Bautismo de los niños, n. 60) (Audiencia, 2 de mayo de 2018).
La oración de bendición dice que Dios ha preparado el
agua «para ser signo del bautismo» y recuerda las principales prefiguraciones
bíblicas (Audiencia, 2 de mayo de 2018).
Fortalecidos por tal recuerdo, se pide a Dios infundir
en el agua de la pila la gracia de Cristo muerto y resucitado (cf. Rito del
bautismo de los niños, n. 60). Y así, esta agua viene transformada en agua
que lleva en sí la fuerza del Espíritu Santo. Y con esta agua con la fuerza del
Espíritu Santo, bautizamos a la gente, bautizamos a los adultos, a los niños, a
todos (Audiencia, 2 de mayo de 2018).
Cuando mojamos la mano en el agua bendecida —entrando
en una iglesia tocamos el agua bendecida— y hacemos la señal de la cruz,
pensemos con alegría y gratitud en el bautismo que hemos recibido —esta agua
bendecida nos recuerda el bautismo— y renovamos nuestro «Amén» —«Estoy
contento»—, para vivir inmersos en el amor de la Santísima Trinidad (Audiencia,
2 de mayo de 2018).
El lavado santo (con agua) acompañado por la
invocación de la Santísima Trinidad, es el rito central que propiamente
«bautiza» —es decir sumerge— en el Misterio pascual de Cristo (cf. Catecismo de la Iglesia Católica, 1239) (Audiencia, 9 de mayo de
2018).
El sentido de este signo lo recuerda san Pablo a los
cristianos de Roma, preguntando antes: «¿O es que ignoráis que cuantos fuimos
bautizados en Cristo Jesús, fuimos bautizados por su muerte?» y después
respondiendo: «Fuimos, pues, con él sepultados por el bautismo en la muerte, a
fin de que, al igual que Cristo fue resucitado de entre los muertos por medio
de la gloria del Padre, así también nosotros vivamos una vida nueva» (Romanos
6, 3-4) (Audiencia, 9 de mayo de 2018).
BAUTISMO
El bautismo
es «el fundamento de toda la vida cristiana» (Catecismo de la Iglesia Católica, 1213). Y el primero de los
sacramentos, en cuanto a que es la puerta que permite a Cristo Señor
establecerse en nuestra persona y a nosotros sumergirnos en su Misterio
(Audiencia, 11de abril de 2018).
El verbo
griego «bautizar» significa «sumergir» (cf. CCC, 1214) (Audiencia, 11de abril de 2018).
Pero a
nosotros cristianos no se nos debe escapar que si es el cuerpo lo que se
sumerge en el agua, es el alma lo que se sumerge en Cristo para recibir el
perdón del pecado y resplandecer de luz divina (Audiencia, 11 de abril de
2018).
En virtud
del Espíritu Santo, el bautismo nos sumerge en la muerte y resurrección del
Señor, ahogando en la fuente bautismal al hombre viejo, dominado por el pecado
que separa de Dios y haciendo nacer al hombre nuevo, recreado en Jesús
(Audiencia, 11 de abril de 2018).
Recibido una
sola vez, el lavado bautismal ilumina toda nuestra vida, guiando nuestros pasos
hasta la Jerusalén del Cielo. Hay un antes y un después del bautismo
(Audiencia, 11 de abril de 2018).
El
sacramento supone un camino de fe, que llamamos catecumenado, evidente cuando
es un adulto quien pide el bautismo (Audiencia, 11 de abril de 2018).
El bautismo no es una fórmula mágica sino un don del
Espíritu Santo que habilita a quien lo recibe «a luchar contra el espíritu del
mal», creyendo que «Dios ha mandado en el mundo a su Hijo para destruir el
poder de satanás y transferir al hombre de las tinieblas en su reino de luz
infinita» (Audiencia, 25 de abril de 2018)
El bautismo nos abre la puerta a una vida de resurrección,
no a una vida mundana. Una vida según Jesús (Audiencia, 9 de mayo de 2018).
Al finalizar estas catequesis sobre el bautismo,
repito a cada uno de vosotros la invitación que expresé así en la exhortación
apostólica Gaudete et exsultate: «Deja que la gracia de tu Bautismo
fructifique en un camino de santidad. Deja que todo esté abierto a Dios y para
ello opta por él, elige a Dios una y otra vez. No te desalientes, porque tienes
la fuerza del Espíritu Santo para que sea posible, y la santidad, en el fondo,
es el fruto del Espíritu Santo en tu vida (cf. Gálatas 5, 22-23)» (n.
15).
CARÁCTER SACRAMENTAL
Recibido una
sola vez, el lavado bautismal ilumina toda nuestra vida, guiando nuestros pasos
hasta la Jerusalén del Cielo. Hay un antes y un después del bautismo
(Audiencia, 11 de abril de 2018).
El bautismo, de hecho, no se repite, porque imprime un
sello espiritual indeleble: «Este sello no es borrado por ningún pecado, aunque
el pecado impida al Bautismo dar frutos de salvación» (cic,
1272) (Audiencia, 9 de mayo de 2018).
El sello del bautismo no se pierde nunca (Audiencia, 9
de mayo de 2018).
«Padre, pero si una persona se convierte en un
bandido, de los más famosos, que mata a gente, que comete injusticias, ¿el
sello no se borra?». No (Audiencia, 9 de mayo de 2018).
Para su propia vergüenza el hijo de Dios que es aquel
hombre hace estas cosas, pero el sello no se borra. Y continúa siendo hijo de
Dios, que va en contra de Dios pero Dios nunca reniega de sus hijos (Audiencia,
9 de mayo de 2018).
¿Habéis entendido esto último? Dios nunca reniega de
sus hijos (Audiencia, 9 de mayo de 2018).
CRISTIANO
Somos, de hecho, cristianos en la medida en la que dejamos vivir a Jesús en
nosotros (Audiencia, 11de abril de
2018).
Pero a
nosotros cristianos no se nos debe escapar que si es el cuerpo lo que se
sumerge en el agua, es el alma lo que se sumerge en Cristo para recibir el
perdón del pecado y resplandecer de luz divina (Audiencia, 11 de abril de
2018).
El bautismo
es «el fundamento de toda la vida cristiana» (Catecismo de la Iglesia Católica, 1213). Y el primero de los
sacramentos, en cuanto a que es la puerta que permite a Cristo Señor
establecerse en nuestra persona y a nosotros sumergirnos en su Misterio
(Audiencia, 11de abril de 2018).
Lo que sucede en la celebración del bautismo suscita
una dinámica espiritual que atraviesa toda la vida de los bautizados; es el
inicio de un proceso que permite vivir unidos a Cristo en la Iglesia
(Audiencia, 18 de abril de 2018).
Regresar a la fuente de la vida cristiana nos lleva a
comprender mejor el don recibido en el día de nuestro bautismo y a renovar el
compromiso de corresponder en las condiciones en las que hoy nos encontramos
(Audiencia, 18 de abril de 2018).
Ciertamente,
ser cristianos es un don que nace de lo alto (Juan 3, 3-8) (Audiencia,
18 de abril de 2018).
Cristiano se es en la medida en la que la cruz se
imprime en nosotros como una marca «pascual» (cf. Apocalipsis 14, 2; 22,
4), haciendo visible, también exteriormente, el modo cristiano de afrontar la
vida (Audiencia, 18 de abril de 2018).
Sabemos por experiencia que la vida cristiana está
siempre sujeta a la tentación, sobre todo a la tentación de separarse de Dios,
de su querer, de la comunión con Él, para recaer en los lazos de las seducciones
mundanas (Audiencia, 25 de abril de 2018).
El Evangelio lleva en sí la fuerza de transformar a
quien lo acoge con fe, arrancándolo del dominio del maligno para que aprenda a
servir al Señor con alegría y novedad de vida (Audiencia, 25 de abril de 2018).
Y el bautismo nos prepara, nos da fuerza para esta
lucha cotidiana, también la lucha contra el diablo que —como dice san Pedro—
como un león trata de devorarnos, de destruirnos (Audiencia, 25 de abril de
2018).
Es cansado combatir contra el mal, escapar de sus
engaños, retomar fuerzas después de una lucha agotadora, pero debemos saber que
toda la vida cristiana es una lucha (Audiencia, 25 de abril de 2018).
Incorporados a Cristo por medio del bautismo, los
bautizados se conforman, por lo tanto, a Él (Cristo), «el primogénito entre
muchos hermanos» (Romanos 8, 29) (Audiencia, 9 de mayo de 2018).
El bautismo nos abre la puerta a una vida de
resurrección, no a una vida mundana. Una vida según Jesús (Audiencia, 9 de mayo
de 2018).
La vocación cristiana está toda aquí: vivir unidos a
Cristo en la santa Iglesia, partícipes de la misma consagración para
desarrollar la misma misión, en este mundo, llevando frutos que duran para
siempre (Audiencia, 9 de mayo de 2018).
Animado por el único Espíritu, de hecho, todo el
Pueblo de Dios participa en las funciones de Jesucristo, «Sacerdote, Rey y
Profeta» y lleva las responsabilidades de misión y servicio que se derivan (cf.
CIC, 783-786) (Audiencia, 9 de mayo de 2018).
¿Qué significa participar del sacerdocio real y
profético de Cristo? Significa hacer de sí una oferta grata a Dios (cf. Romanos
12, 1) ofreciéndole testimonio por medio de una vida de fe y de caridad (cf. Lumen gentium, 12), poniéndola al servicio de los
demás, sobre el ejemplo del Señor Jesús (cf. Mateo 20, 25-28; Juan
13, 13-17) (Audiencia, 9 de mayo de 2018).
Esta es, de hecho, la vocación cristiana: «caminar
siempre como hijos de la luz, perseverando en la fe» (cf. Rito de iniciación
cristiana de los adultos, n. 226; Juan 12, 36) (Audiencia, 16 de
mayo de 2018).
La presencia viva de Cristo, para custodiar, defender
y dilatar en nosotros, es lámpara que ilumina nuestros pasos, luz que orienta
nuestras elecciones, llama que calienta los corazones en el ir al encuentro al
Señor, haciéndonos capaces de ayudar a quien hace el camino con nosotros, hasta
la comunión inseparable con Él (Audiencia, 16 de mayo de 2018).
CRISTO
En Cristo,
todos los hijos de Adán están llamados a una vida nueva (Audiencia, 11 de abril
de 2018)
El bautismo
permite a Cristo vivir en nosotros y a nosotros vivir unidos a Él, para
colaborar en la Iglesia, cada uno según la propia condición, en la
transformación del mundo (Audiencia, 11 de abril de 2018).
Quien ha
recibido el bautismo se asemeja a
Cristo, se transforma en Cristo y lo convierte verdaderamente en otro Cristo
(Audiencia, 11 de abril de 2018).
El bautismo
es «el fundamento de toda la vida cristiana» (Catecismo de la Iglesia Católica, 1213). Y el primero de los
sacramentos, en cuanto a que es la puerta que permite a Cristo Señor
establecerse en nuestra persona y a nosotros sumergirnos en su Misterio
(Audiencia, 11 de abril de 2018).
En virtud
del Espíritu Santo, el bautismo nos sumerge en la muerte y resurrección del
Señor, ahogando en la fuente bautismal al hombre viejo, dominado por el pecado
que separa de Dios y haciendo nacer al hombre nuevo, recreado en Jesús
(Audiencia, 11 de abril de 2018).
Pero a
nosotros cristianos no se nos debe escapar que si es el cuerpo lo que se
sumerge en el agua, es el alma lo que se sumerge en Cristo para recibir el perdón
del pecado y resplandecer de luz divina (Audiencia, 11 de abril de 2018).
Jesucristo resucitado de entre los muertos, venció a las
tinieblas del mal. Nosotros estamos llamados a recibir su esplendor (Audiencia,
16 de mayo de 2018).
Fortificados por el Señor Resucitado, que ha derrotado
al príncipe de este mundo (cf. Juan 12, 31), también nosotros podemos
repetir con la fe de san Pablo: «Todo lo puedo en Aquel que me conforta» (Filipenses
4, 13). Todos nosotros podemos vencer, vencer todo, pero con la fuerza que me
viene de Jesús (Audiencia, 25 de abril de 2018).
Como la llama del cirio pascual da luz a cada vela,
así la caridad del Señor Resucitado inflama los corazones de los bautizados,
colmándolos de luz y calor (Audiencia, 16 de mayo de 2018).
La presencia viva de Cristo, para custodiar, defender
y dilatar en nosotros, es lámpara que ilumina nuestros pasos, luz que orienta
nuestras elecciones, llama que calienta los corazones en el ir al encuentro al
Señor, haciéndonos capaces de ayudar a quien hace el camino con nosotros, hasta
la comunión inseparable con Él (Audiencia, 16 de mayo de 2018).
CRUZ
En la ceremonia del bautismo hacemos sobre los niños
la señal de la cruz (Audiencia, 18 de abril de 2018).
¿Nuestros niños saben hacer el signo de la cruz bien?
Muchas veces he visto a niños que para hacer la señal de la cruz hacen así…, no
saben hacerlo, vosotros, padres, madres, abuelos, abuelas, padrinos, madrinas,
debéis enseñarles a hacer bien la señal de la cruz porque es repetir lo que se
ha hecho en el bautismo. ¿Habéis entendido bien? Enseñar a los niños a hacer
bien la señal de la cruz. Si lo aprenden desde niños lo harán bien después, de
mayores (Audiencia, 18 de abril de 2018).
La cruz es el distintivo que manifiesta quién somos:
nuestro hablar, pensar, mirar, obrar, está bajo el signo de la cruz, es decir,
bajo la señal del amor de Jesús hasta el fin (Audiencia, 18 de abril de 2018).
Los niños son marcados en la frente. Los catecúmenos
adultos son marcados también en los sentidos, con estas palabras: «Recibid la
señal de la cruz en los oídos para escuchar la voz del Señor»; «en los ojos
para ver la claridad de Dios»; «en la boca, para responder a la palabra de
Dios»; «en el pecho, para que Cristo habite por la fe en vuestros corazones»;
«en la espalda, para llevar el suave yugo de Cristo» ( Rito de la iniciación
cristiana de los adultos, n. 85) (Audiencia, 18 de abril de 2018).
Cristiano se es en la medida en la que la cruz se
imprime en nosotros como una marca «pascual» (cf. Apocalipsis 14, 2; 22,
4), haciendo visible, también exteriormente, el modo cristiano de afrontar la
vida (Audiencia, 18 de abril de 2018).
Hacer la señal de la cruz cuando nos despertamos,
antes de las comidas, ante un peligro, en defensa contra el mal, la noche antes
de dormir, significa decirnos a nosotros mismos y a los demás a quién
pertenecemos, quien queremos ser (Audiencia, 18 de abril de 2018).
Por eso, es muy importante enseñar a los niños a hacer
bien la señal de la cruz. Y, como hacemos entrando en la iglesia, podemos
hacerlo también en casa, conservando un pequeño vaso un poco de agua bendita
—algunas familias lo hacen: así, cada vez que entramos o salimos, haciendo el
signo de la cruz con el agua recordamos que estamos bautizados (Audiencia, 18
de abril de 2018).
No os olvidéis, repito: enseñar a los niños a hacer la
señal de la cruz (Audiencia, 18 de abril de 2018).
DIABLO
El bautismo no es una fórmula mágica sino un don del
Espíritu Santo que habilita a quien lo recibe «a luchar contra el espíritu del
mal», creyendo que «Dios ha mandado en el mundo a su Hijo para destruir el
poder de satanás y transferir al hombre de las tinieblas en su reino de luz
infinita» (Audiencia, 25 de abril de 2018).
Sabemos por experiencia que la vida cristiana está
siempre sujeta a la tentación, sobre todo a la tentación de separarse de Dios,
de su querer, de la comunión con Él, para recaer en los lazos de las
seducciones mundanas (Audiencia, 25 de abril de 2018).
Y el bautismo nos prepara, nos da fuerza para esta
lucha cotidiana, también la lucha contra el diablo que —como dice san Pedro—
como un león trata de devorarnos, de destruirnos (Audiencia, 25 de abril de
2018).
Es cansado combatir contra el mal, escapar de sus
engaños, retomar fuerzas después de una lucha agotadora, pero debemos saber que
toda la vida cristiana es una lucha (Audiencia, 25 de abril de 2018).
Pero debemos saber que no estamos solos, que la Madre
Iglesia reza para que sus hijos, regenerados en el bautismo, no sucumban a las
insidias del maligno sino que le venzan por el poder de la Pascua de Cristo
(Audiencia, 25 de abril de 2018).
Fortificados por el Señor Resucitado, que ha derrotado
al príncipe de este mundo (cf. Juan 12, 31), también nosotros podemos
repetir con la fe de san Pablo: «Todo lo puedo en Aquel que me conforta» (Filipenses
4, 13). Todos nosotros podemos vencer, vencer todo, pero con la fuerza que me
viene de Jesús (Audiencia, 25 de abril de 2018).
La respuesta a las preguntas —«¿Renunciáis
a Satanás, a todas sus obras, y a todas sus seducciones?»— está formulada en
primera persona del singular: «Renuncio» (Audiencia, 2 de mayo de 2018).
En la medida en la que digo «no» a las sugestiones del
diablo —aquel que divide— soy capaz de decir «sí» a Dios que me llama a
adaptarme a Él en los pensamientos y en las obras (Audiencia, 2 de mayo de
2018).
El diablo divide; Dios une siempre la comunidad, la
gente en un solo pueblo (Audiencia, 2 de mayo de 2018).
ESPÍRITU SANTO
No es, de hecho, un agua cualquiera la del bautismo,
sino el agua en la que se ha invocado el Espíritu que «da la vida» (Credo)
(Audiencia, 11 de abril de 2018).
Pensemos en lo que Jesús dijo a Nicodemo para
explicarle el nacimiento en la vida divina: «El que no nazca de agua y de
Espíritu no puede entrar en el Reino de Dios (Audiencia, 11 de abril de 2018).
En virtud
del Espíritu Santo, el bautismo nos sumerge en la muerte y resurrección del
Señor, ahogando en la fuente bautismal al hombre viejo, dominado por el pecado
que separa de Dios y haciendo nacer al hombre nuevo, recreado en Jesús
(Audiencia, 11 de abril de 2018).
El bautismo no es una fórmula mágica sino un don del
Espíritu Santo que habilita a quien lo recibe «a luchar contra el espíritu del
mal», creyendo que «Dios ha mandado en el mundo a su Hijo para destruir el
poder de satanás y transferir al hombre de las tinieblas en su reino de luz
infinita» (Audiencia, 25 de abril de 2018).
Y la presencia del Espíritu Santo nos da la fuerza
para luchar bien (Audiencia, 2 de mayo de 2018).
Aún así, el poder de perdonar los pecados no está en
el agua en sí, como explicaba san Ambrosio a los nuevos bautizados: «Has visto
el agua, pero no toda el agua resana: resana el agua que tiene la gracia de
Cristo […] La acción es del agua, la eficacia es del Espíritu Santo» (De sacramentis 1, 15) (Audiencia, 2 de mayo de 2018).
Por eso la Iglesia invoca la acción del Espíritu sobre
el agua «para que aquellos que en ella reciban el bautismo, sean sepultados con
Cristo en la muerte y con Él resuciten a la vida inmortal» (Rito del
Bautismo de los niños, n. 60) (Audiencia, 2 de mayo de 2018).
Esta agua viene transformada en agua que lleva en sí
la fuerza del Espíritu Santo. Y con esta agua con la fuerza del Espíritu Santo,
bautizamos a la gente, bautizamos a los adultos, a los niños, a todos
(Audiencia, 2 de mayo de 2018).
Mediante la acción del Espíritu Santo, el bautismo
purifica, santifica, justifica, para formar en Cristo, de muchos un solo cuerpo
(cf. 1 Corintios 6, 11; 12, 13) (Audiencia, 9 de mayo de 2018).
Animado por el único Espíritu, de hecho, todo el
Pueblo de Dios participa en las funciones de Jesucristo, «Sacerdote, Rey y
Profeta» y lleva las responsabilidades de misión y servicio que se derivan (cf.
CIC, 783-786) (Audiencia, 9 de mayo de 2018).
De hecho, los niños renacidos en el bautismo recibirán
la plenitud del don del Espíritu en la confirmación y participarán en la eucaristía,
aprendiendo qué significa dirigirse a Dios llamándole «Padre» (Audiencia, 16 de
mayo de 2018).
Al finalizar estas catequesis sobre el bautismo,
repito a cada uno de vosotros la invitación que expresé así en la exhortación
apostólica Gaudete et exsultate: «Deja que la gracia de tu Bautismo
fructifique en un camino de santidad. Deja que todo esté abierto a Dios y para
ello opta por él, elige a Dios una y otra vez. No te desalientes, porque tienes
la fuerza del Espíritu Santo para que sea posible, y la santidad, en el fondo,
es el fruto del Espíritu Santo en tu vida (cf. Gálatas 5, 22-23)» (n.
15) (Audiencia, 16 de mayo de 2018).
FE
El
sacramento supone un camino de fe, que llamamos catecumenado, evidente cuando
es un adulto quien pide el bautismo (Audiencia, 11 de abril de 2018).
La fe de no
se puede comprar, pero sí pedir y recibir como regalo. «Señor, regálame el don
de la fe» es una hermosa oración. «Que yo tenga fe» es una hermosa oración.
Pedirla como regalo, pero no se puede comprar, se pide (Audiencia, 18 de abril
de 2018).
De hecho,
«el bautismo es el sacramento de esa fe con la que los hombres, iluminados por
la gracia del Espíritu Santo, responden al Evangelio de Cristo». (Ritual del
bautismo de niños, Introd. gen., n. 3)
(Audiencia, 18 de abril de 2018).
A suscitar y
despertar la fe sincera en respuesta al Evangelio tienden la formación de los
catecúmenos y la preparación de los padres, como la escucha de la Palabra de
Dios en la misma celebración del bautismo (Audiencia, 18 de abril de 2018).
La fe es la
entrega de sí mismos al Señor Jesús, reconocido como «fuente de agua […] para vida
eterna» (Juan 4, 14), «luz del mundo» (Juan 9, 5), «vida y
resurrección» (Juan 11, 25) (Audiencia, 25 de abril de 2018).
El acto de
fe supone un compromiso que el mismo bautismo ayudará a mantener con
perseverancia en las diferentes situaciones y pruebas de la vida (Audiencia, 2
de mayo de 2018).
Y de la misma forma es profesada la fe de la Iglesia,
diciendo: «Creo» (Audiencia, 2 de mayo de 2018).
HIJOS DE DIOS
Poe el
bautismo nos hemos convertido en hijos en su Hijo Jesús (cf. Romanos 8,
15; Gálatas 4, 5-7) (Audiencia, 9 de mayo de 2018).
También sobre
cada uno de nosotros, renacidos del agua y del Espíritu Santo, el Padre celeste
hace resonar con infinito amor su voz que dice: «Tú eres mi hijo amado» (cf. Mateo
3, 17) (Audiencia, 9 de mayo de 2018).
Esta voz
paterna, imperceptible al oído pero bien audible para quien cree, nos acompaña
para toda la vida, sin abandonarnos nunca. Durante toda la vida el Padre nos
dice: «Tú eres mi hijo amado, tú eres mi hija amada» (Audiencia, 9 de mayo de 2018).
Dios nos ama mucho, como un Padre y no nos deja solos.
Esto desde el momento del bautismo. Renacidos hijos de Dios, lo somos para
siempre (Audiencia, 9 de mayo de 2018).
La celebración del bautismo se concluye con la oración
del Padre Nuestro, propia de la comunidad de los hijos de Dios. De hecho, los
niños renacidos en el bautismo recibirán la plenitud del don del Espíritu en la
confirmación y participarán en la eucaristía, aprendiendo qué significa
dirigirse a Dios llamándole «Padre» (Audiencia, 16 de mayo de 2018).
IGLESIA
Sumergiéndonos
en Cristo, el bautismo nos convierte también en miembros de su Cuerpo, que es
la Iglesia y partícipes de su misión en el mundo (cf. CCC, 1213) (Audiencia, 11 de abril de
2018).
Nosotros
bautizados no estamos aislados: somos miembros del Cuerpo de Cristo (Audiencia,
11 de abril de 2018).
Una misma vida, la del Espíritu Santo, corre de Cristo a los bautizados, uniéndolos en un solo Cuerpo (cf. 1 Corintios 12, 13), ungido con la santa unción y alimentado en el banquete eucarístico (Audiencia, 11 de abril de 2018).
Toda la vida cristiana es una lucha. Pero debemos
saber que no estamos solos, que la Madre Iglesia reza para que sus hijos,
regenerados en el bautismo, no sucumban a las insidias del maligno sino que le
venzan por el poder de la Pascua de Cristo (Audiencia, 25 de abril de 2018).
Pero debemos saber que no estamos solos, que la Madre
Iglesia reza para que sus hijos, regenerados en el bautismo, no sucumban a las
insidias del maligno sino que le venzan por el poder de la Pascua de Cristo
(Audiencia, 25 de abril de 2018).
La Iglesia
que nos hace nacer, la Iglesia que es vientre, es madre nuestra por medio del
bautismo. Si nuestros padres nos han generado a la vida terrena, la Iglesia nos
ha regenerado a la vida eterna del bautismo. Nos hemos convertido en hijos en
su Hijo Jesús (cf. Romanos 8, 15; Gálatas 4, 5-7) (Audiencia, 9
de mayo de 20198).
NIÑOS
Pero también los niños, desde la antigüedad son
bautizados en la fe de los padres (cf. Rito del Bautismo de los niños.
Introducción, 2) (Audiencia, 11 de abril de 2018).
Algunos piensan: ¿Pero por qué bautizar a un niño que
no entiende? Esperemos a que crezca, que entienda y sea él mismo quien pida el
bautismo (Audiencia, 11 de abril de 2018).
Pero esto
significa no tener confianza en el Espíritu Santo, porque cuando nosotros
bautizamos a un niño, en ese niño entra el Espíritu Santo y el Espíritu Santo
hace crecer en ese niño, desde niño, virtudes cristianas que después florecen
(Audiencia, 11 de abril de 2018).
Siempre se debe
dar esta oportunidad a todos, a todos los niños, de tener dentro el Espíritu
Santo que les guíe durante la vida (Audiencia, 11 de abril de 2018).
¡No os olvidéis de bautizar a los niños! Nadie merece
el bautismo, que es siempre un don para todos, adultos y
recién nacidos. Pero como sucede con una semilla llena de vida, este don
emana y da fruto en un terreno alimentado por la fe (Audiencia, 11 de abril de
2018).
¿Nuestros
niños saben hacer el signo de la cruz bien? Muchas veces he visto a niños que
para hacer la señal de la cruz hacen así…, no saben hacerlo, vosotros, padres,
madres, abuelos, abuelas, padrinos, madrinas, debéis enseñarles a hacer bien la
señal de la cruz porque es repetir lo que se ha hecho en el bautismo. ¿Habéis
entendido bien? Enseñar a los niños a hacer bien la señal de la cruz. Si lo
aprenden desde niños lo harán bien después, de mayores (Audiencia, 18 de abril
de 2018).
(Audiencia,
18 de abril de 2018).
No os olvidéis, repito: enseñar a los niños a hacer la
señal de la cruz (Audiencia, 18 de abril de 2018).
Si se trata de niños, es tarea de los padres, junto a
padrinos y madrinas, hacerse cargo de alimentar la llama de la gracia bautismal
en sus pequeños, ayudándoles a perseverar en la fe (cf. Rito del Bautismo de
los niños, n. 73) (Audiencia, 16 de mayo de 2018).
También para los niños se pide a Dios liberarles del
pecado original y consagrarlos como casa del Espíritu Santo (Audiencia, 25 de
abril de 2018).
Rezar
por los niños, por la salud espiritual y corporal. Es una forma de proteger a
los niños con la oración. (Audiencia, 25 de abril de 2018).
Si se trata de niños, es tarea de los padres, junto a
padrinos y madrinas, hacerse cargo de alimentar la llama de la gracia bautismal
en sus pequeños, ayudándoles a perseverar en la fe (cf. Rito del Bautismo de
los niños, n. 73) (Audiencia, 16 de mayo de 2018).
«La educación cristiana es un derecho de los niños;
esta tiende a guiarles gradualmente a conocer el diseño de Dios en Cristo: así
podrán ratificar personalmente la fe en la cual han sido bautizados» (ibíd.,
Introducción, 3) (Audiencia, 16 de mayo
de 2018).
De hecho, los niños renacidos en el bautismo recibirán
la plenitud del don del Espíritu en la confirmación y participarán en la
eucaristía, aprendiendo qué significa dirigirse a Dios llamándole «Padre» (Audiencia,
16 de mayo de 2018).
NOMBRE
En el rito de acogida se pregunta el nombre del
candidato, porque el nombre indica la identidad de una persona. Cuando nos
presentamos decimos inmediatamente nuestro nombre: «Yo me llamo así», para
salir del anonimato, el anónimo es aquel que no tiene nombre. Para salir del
anonimato inmediatamente decimos nuestro nombre. Sin nombre se permanece como
desconocidos, sin derechos ni deberes (Audiencia, 18 de abril de 20189.
Dios llama a cada uno por el nombre, amándonos
individualmente, en la concreción de nuestra historia (Audiencia, 18 de abril
de 2018).
El bautismo enciende la vocación personal de vivir
como cristianos, que se desarrollará durante toda la vida. E implica una
respuesta personal y no prestada con un «copia y pega» (Audiencia, 18 de abril
de 2018).
La vida cristiana, de hecho, está entretejida por una
serie de llamadas y de respuestas: Dios continúa pronunciando nuestro nombre en
el transcurso de los años, haciendo resonar de mil maneras su llamado a ser
conformes a su Hijo Jesús. ¡Es importante, por lo tanto, el nombre! ¡Es muy
importante! (Audiencia, 18 de abril de 2018).
Los padres
piensan en el nombre que dar al hijo ya desde antes del nacimiento: también
esto forma parte de la espera de un hijo que, en el nombre propio, tendrá su
identidad original, también para la vida cristiana unida a Dios (Audiencia, 18
de abril de 2018).
NUEVO NACIMIENTO
El bautismo,
es decir, es un renacimiento (Audiencia, 11 de abril de 2018).
Todos
debemos saber la fecha de nuestro bautismo. Es otro cumpleaños: el cumpleaños
del renacimiento (Audiencia, 11 de abril de 2018).
El bautismo
se llama también «regeneración» (Audiencia, 11 de abril de 2018).
El bautismo
es por eso un signo eficaz de renacimiento, para caminar en novedad de vida
(Audiencia, 11 de abril de 2018).
En las «catequesis» atribuidas a san Cirilo de
Jerusalén se explica a los neobautizados lo que les
ha sucedido en el agua del bautismo. Es bonita esta explicación de san Cirilo:
«En el mismo momento habéis muerto y habéis nacido, y aquella agua llegó a ser
para vosotros sepulcro y madre» (n. 20, Mistagógica 2, 4-6: pg 33, 1079-1082) (Audiencia, 9 de mayo de 2018).
El renacimiento del nuevo hombre exige que sea
reducido a polvo el hombre corrompido por el pecado (Audiencia, 9 de mayo de
2018).
Me gusta citar la inscripción que se encuentra en el
antiguo baptisterio romano del Laterano, en el que se
lee, en latín, esta expresión atribuida al Papa Sixto III: «La Madre
Iglesia da a luz virginalmente mediante el agua a los hijos que concibe por el
aliento de Dios. Los que habéis renacido de esta pila, esperad el reino de los
cielos» (Audiencia, 9 de mayo de 2018).
La Iglesia que nos hace nacer, la Iglesia que es
vientre, es madre nuestra por medio del bautismo. Si nuestros padres nos han
generado a la vida terrena, la Iglesia nos ha regenerado a la vida eterna del
bautismo. Nos hemos convertido en hijos en su Hijo Jesús (cf. Romanos 8,
15; Gálatas 4, 5-7) (Audiencia, 9 de mayo de 2018).
ORACIÓN
Es algo
bonito rezar por los demás (Audiencia, 25 de abril de 2018).
Nosotros
debemos rezar, unidos a la Iglesia, por los demás (Audiencia, 25 de abril de
2018).
La oración
de la Iglesia siempre está en marcha. Pero nosotros debemos entrar en esta
oración y rezar por todo el pueblo de Dios y por esos que necesitan de las
oraciones (Audiencia, 25 de abril de 2018).
Por eso, el
camino de los catecúmenos adultos está marcado por repetidos exorcismos
pronunciados por el sacerdote (cf. ccc, 1237), o sea, por oraciones que invocan
la liberación de todo lo que separa de Cristo e impide la íntima unión con Él
(Audiencia, 25 de abril de 2018).
También para
los niños se pide a Dios liberarles del pecado original y consagrarlos como
casa del Espíritu Santo (Audiencia, 25 de abril de 2018).
Pero debemos saber que no estamos solos, que la Madre
Iglesia reza para que sus hijos, regenerados en el bautismo, no sucumban a las
insidias del maligno sino que le venzan por el poder de la Pascua de Cristo
(Audiencia, 25 de abril de 2018).
La celebración del bautismo se concluye con la oración
del Padre Nuestro, propia de la comunidad de los hijos de Dios. De hecho, los
niños renacidos en el bautismo recibirán la plenitud del don del Espíritu en la
confirmación y participarán en la eucaristía, aprendiendo qué significa
dirigirse a Dios llamándole «Padre» (Audiencia, 16 de mayo de 2018).
Al finalizar estas catequesis sobre el bautismo,
repito a cada uno de vosotros la invitación que expresé así en la exhortación
apostólica Gaudete et exsultate: «Deja que la gracia de tu Bautismo
fructifique en un camino de santidad. Deja que todo esté abierto a Dios y para
ello opta por él, elige a Dios una y otra vez. No te desalientes, porque tienes
la fuerza del Espíritu Santo para que sea posible, y la santidad, en el fondo,
es el fruto del Espíritu Santo en tu vida (cf. Gálatas 5, 22-23)» (n.
15) (Audiencia, 16 de mayo de 2018).
PADRES
Si los
catecúmenos adultos manifiestan en primera persona lo que desean recibir como
don de la Iglesia, los niños son presentados por los padres, con los padrinos.
El diálogo con ellos permite expresar la voluntad de que los pequeños reciban
el bautismo y a la Iglesia la intención de celebrarlo. «Expresión de todo esto
es la señal de la cruz, que el celebrante y los padres trazan sobre la frente
de los niños» (Ritual del bautismo de niños, Introd.,
n. 16) (Audiencia, 18 de abril de 2018).
¿Nuestros
niños saben hacer el signo de la cruz bien? Muchas veces he visto a niños que
para hacer la señal de la cruz hacen así…, no saben hacerlo, vosotros, padres,
madres, abuelos, abuelas, padrinos, madrinas, debéis enseñarles a hacer bien la
señal de la cruz porque es repetir lo que se ha hecho en el bautismo. ¿Habéis
entendido bien? Enseñar a los niños a hacer bien la señal de la cruz. Si lo
aprenden desde niños lo harán bien después, de mayores (Audiencia, 18 de abril
de 2018).
(Audiencia,
18 de abril de 2018).
No os olvidéis, repito: enseñar a los niños a hacer la
señal de la cruz (Audiencia, 18 de abril de 2018).
Si se trata de niños, es tarea de los padres, junto a
padrinos y madrinas, hacerse cargo de alimentar la llama de la gracia bautismal
en sus pequeños, ayudándoles a perseverar en la fe (cf. Rito del Bautismo de
los niños, n. 73) (Audiencia, 16 de mayo de 2018).
PADRINOS
Si los
catecúmenos adultos manifiestan en primera persona lo que desean recibir como
don de la Iglesia, los niños son presentados por los padres, con los padrinos.
El diálogo con ellos permite expresar la voluntad de que los pequeños reciban
el bautismo y a la Iglesia la intención de celebrarlo. «Expresión de todo esto
es la señal de la cruz, que el celebrante y los padres trazan sobre la frente
de los niños» (Ritual del bautismo de niños, Introd.,
n. 16). (Audiencia, 18 de abril de 2018).
Si se trata de niños, es tarea de los padres, junto a
padrinos y madrinas, hacerse cargo de alimentar la llama de la gracia bautismal
en sus pequeños, ayudándoles a perseverar en la fe (cf. Rito del Bautismo de
los niños, n. 73) (Audiencia, 16 de mayo de 2018).
PASCUA
La Pascua de
Cristo, con su carga de novedad, nos alcanza a través del bautismo para
transformarnos a su imagen: los bautizados son de Jesucristo, es Él el Señor de
su existencia (Audiencia, 11de abril de 2018).
¡La pila bautismal es el lugar en el que se hace
Pascua con Cristo! (Audiencia, 9 de mayo de 2018).
PILA BAUTISMAL
A través de la pila bautismal, quien cree en Cristo se
sumerge en la vida misma de la Trinidad (Audiencia, 11 de abril de 2018).
La vitalidad que brota de la fuente bautismal está ilustrada por estas
palabras de Jesús: «Yo soy la vid; vosotros los sarmientos. El que permanece en
mí y yo en él, ese da mucho fruto» (cf. Juan 15, 5) (Audiencia, 11 de
abril de 2018).
Lo que sucede en la celebración del bautismo suscita
una dinámica espiritual que atraviesa toda la vida de los bautizados; es el
inicio de un proceso que permite vivir unidos a Cristo en la Iglesia
(Audiencia, 18 de abril de 2018).
Regresar a la fuente de la vida cristiana nos lleva a
comprender mejor el don recibido en el día de nuestro bautismo y a renovar el
compromiso de corresponder en las condiciones en las que hoy nos encontramos
(Audiencia, 18 de abril de 2018).
A la fuente bautismal no se va nunca solo, sino
acompañados de la oración de toda la Iglesia, como recuerdan las letanías de
los santos que preceden la oración de exorcismo y la unción prebautismal
con el óleo de los catecúmenos (Audiencia, 25 de abril de 2018).
¡La pila bautismal es el lugar en el que se hace Pascua
con Cristo! Es sepultado el hombre viejo, con sus pasiones engañosas (cf. Efesios
4, 22), para que renazca una nueva criatura; realmente las cosas viejas han
pasado y han nacido nuevas (cf. 2 Corintios 5, 17) (Audiencia, 9 de mayo
de 2018).
Las imágenes de la tumba y del vientre materno
referidas a la pila, son de hecho muy incisivas para expresar cuanto sucede de
grande a través de gestos sencillos del bautismo (Audiencia, 9 de mayode 2018).
PROMESAS BAUTISMALES
Las promesas bautismales que cada año renovamos en la
Vigilia Pascual deben ser reiniciadas cada día para que el bautismo «cristifique»: no debemos tener miedo de esta palabra; el
bautismo nos «cristifica» (Audiencia, 11 de abril de
2018).
Renovar el
compromiso, comprender mejor este don que es el bautismo y recordar el día de
nuestro bautismo, qué día fui bautizado (Audiencia, 18 de abril de 2018).
Santificada
el agua de la pila, es necesario disponer el corazón para acceder al bautismo.
Esto sucede con la renuncia a Satanás y la profesión de fe, dos actos
estrechamente conectados entre ellos (Audiencia, 2 de mayo de 2018).
No es posible adherirse a Cristo poniendo condiciones.
Es necesario despegarse de ciertas uniones para poder abrazar realmente otros;
o estás bien con Dios o estás bien con el diablo. Por esto la renuncia y el
acto de fe van juntos. Es necesario cortar los puentes, dejándoles a la
espalda, para emprender el nuevo Camino que es Cristo (Audiencia, 2 de mayo de
2018).
La respuesta a las preguntas —«¿Renunciáis
a Satanás, a todas sus obras, y a todas sus seducciones?»— está formulada en
primera persona del singular: «Renuncio». Y de la misma forma es profesada la
fe de la Iglesia, diciendo: «Creo» (Audiencia, 2 de mayo de 2018).
Yo renuncio y yo creo: esta es la base del bautismo.
Es una elección responsable, que exige ser traducida en gestos concretos de
confianza en Dios (Audiencia, 2 de mayo de 2018).
El acto de
fe supone un compromiso que el mismo bautismo ayudará a mantener con
perseverancia en las diferentes situaciones y pruebas de la vida (Audiencia, 2
de mayo de 2018).
TRINIDAD SANTA
A través de la pila bautismal, quien cree en Cristo se
sumerge en la vida misma de la Trinidad (Audiencia, 11 de abril de 2018).
Cuando mojamos la mano en el agua bendecida —entrando en
una iglesia tocamos el agua bendecida— y hacemos la señal de la cruz, pensemos
con alegría y gratitud en el bautismo que hemos recibido —esta agua bendecida
nos recuerda el bautismo— y renovamos nuestro «Amén» —«Estoy contento»—, para
vivir inmersos en el amor de la Santísima Trinidad (Audiencia, 2 de mayo de
2018).
El lavado santo (con agua) acompañado por la
invocación de la Santísima Trinidad, es el rito central que propiamente
«bautiza» —es decir sumerge— en el Misterio pascual de Cristo (cf. Catecismo de la Iglesia Católica, 1239) (Audiencia, 9 de mayo de
2018).
UNCIONES
Además de la oración, está después la unción en el
pecho con el óleo de los catecúmenos, los cuales «reciben la fuerza para que
puedan renunciar al diablo y al pecado, antes de que se acerquen y renazcan de
la fuente de la vida» (Bendición de los óleos, premisas, n.3)
(Audiencia, 25 de mayo de 2018).
Por la propiedad del óleo de penetrar en los tejidos
del cuerpo dando beneficio, los antiguos luchadores solían rociarse de óleo
para tonificar los músculos y para huir más fácilmente de ser tomado por el
adversario (Audiencia, 25 de mayo de 2018).
A la luz de este simbolismo, los cristianos de los
primeros siglos han adoptado el uso de ungir el cuerpo de los candidatos al
bautismo con óleo bendecido por el obispo, para representar, mediante este
«signo de salvación», que el poder de Cristo Salvador fortifica para luchar
contra el mal y vencerlo (cf. Rito del Bautismo de los niños, n. 105)
(Audiencia, 25 de mayo de 2018).
Mediante la acción del Espíritu Santo, el bautismo
purifica, santifica, justifica, para formar en Cristo, de muchos un solo cuerpo
(cf. 1 Corintios 6, 11; 12, 13). Lo expresa la unción del crisma, «que
es señal del sacerdocio real y de su agregación a la comunidad del pueblo de
Dios» (Rito del bautismo de los niños, Introducción, n. 18, 3)
(Audiencia, 9 de mayo de 2018).
Por ello, el sacerdote unge con el sagrado crisma la
cabeza de cada bautizado, después de haber pronunciado estas palabras que
explican el significado: «Dios mismo os consagra con el crisma de salvación,
para que inseridos en Cristo, sacerdote, rey y profeta, seáis siempre miembros
de su cuerpo para la vida eterna» (ibíd., n. 71) (Audiencia, 9 de mayo
de 2018).
VELA PASCUAL
También la entrega ritual de la llama extraída del
cirio pascual, recuerda el efecto del bautismo: «Recibe la luz de Cristo», dice
el sacerdote. Estas palabras recuerdan que no somos nosotros la luz sino que la
luz es Jesucristo (Juan 1, 9; 12, 46), el cual, resucitado de entre los
muertos, venció a las tinieblas del mal. Nosotros estamos llamados a recibir su
esplendor (Audiencia, 16 de mayo de 2018).
Como la llama del cirio pascual da luz a cada vela,
así la caridad del Señor Resucitado inflama los corazones de los bautizados,
colmándolos de luz y calor (Audiencia, 16 de mayo de 2018).
Y por eso, desde los primeros siglos, el bautismo se
llamaba también «iluminación» y a quien era bautizado se le llamaba «el
iluminado» (Audiencia, 16 de mayo de 2018).
Esta es, de hecho, la vocación cristiana: «caminar
siempre como hijos de la luz, perseverando en la fe» (cf. Rito de iniciación
cristiana de los adultos, n. 226; Juan 12, 36) (Audiencia, 16 de
mayo de 2018).
Si se trata de niños, es tarea de los padres, junto a
padrinos y madrinas, hacerse cargo de alimentar la llama de la gracia bautismal
en sus pequeños, ayudándoles a perseverar en la fe (cf. Rito del Bautismo de
los niños, n. 73) (Audiencia, 16 de mayo de 2018).
La presencia viva de Cristo, para custodiar, defender
y dilatar en nosotros, es lámpara que ilumina nuestros pasos, luz que orienta
nuestras elecciones, llama que calienta los corazones en el ir al encuentro al
Señor, haciéndonos capaces de ayudar a quien hace el camino con nosotros, hasta
la comunión inseparable con Él (Audiencia, 16 de mayo de 2018).
Ese día, dice el Apocalipsis, «ya no habrá noche, y ya
no necesitaremos la luz de lámpara ni la luz del sol, porque el Señor Dios nos
iluminará. Y reinaremos por los siglos de los siglos» (cf. 22, 5).
La celebración del bautismo se concluye con la oración
del Padre Nuestro, propia de la comunidad de los hijos de Dios.
De hecho, los niños renacidos en el bautismo recibirán
la plenitud del don del Espíritu en la confirmación y participarán en la
eucaristía, aprendiendo qué significa dirigirse a Dios llamándole «Padre».
VESTIDURA BLANCA
Los efectos espirituales del sacramento del bautismo, invisibles
a los ojos pero operativos en el corazón de quien se ha convertido en una nueva
criatura, se hacen explícitos mediante la entrega del vestido blanco y de la
vela encendida (Audiencia, 16 de mayo de 2018).
Después del lavacro de regeneración, capaz de recrear
al hombre según Dios en la verdadera santidad (cf. Efesios 4, 24) ha
parecido natural, desde los primeros siglos revestir a los neobautizados
con una vestimenta nueva, cándida, similar al esplendor de la vida conseguida
en Cristo y en el Espíritu Santo (Audiencia, 16 de mayo de 2018).
La vestimenta blanca, mientras expresa simbólicamente
lo que ha sucedido en el sacramento, anuncia la condición de los transfigurados
en la gloria divina (Audiencia, 16 de mayo de 2018).
Lo que significa revestirse de Cristo lo recuerda san
Pablo explicando cuáles son las virtudes que los bautizados deben cultivar:
«Revestíos, pues, como elegidos de Dios, santos y amados, de entrañas de
misericordia, de bondad, humildad, mansedumbre, paciencia, soportándoos unos a
otros y perdonándoos, mutuamente, si alguno tiene queja contra otro. Como el
Señor os perdonó. Y por encima de todo esto, revestíos del amor que es el
vínculo de la perfección» (Colosenses 3, 12-14) (Audiencia, 16 de mayo
de 2018).