Amor de Dios y Redención
P. Fernando Pascual
1-6-2018
"En esto consiste el
amor: no en que nosotros hayamos amado a Dios, sino en que Él nos amó y nos
envió a su Hijo como propiciación por nuestros pecados" (1Jn 4,10).
Él nos amó primero... Todo
inicia en Dios. Como Creador y Padre, como Redentor e Hijo encarnado, como
Vivificador y Espíritu Santo.
Dios es el comienzo y la meta.
A nosotros se nos pida abrirnos, acoger, estar disponibles. Lo cual resulta
mucho más fácil cuando sentimos ese Amor sin límites con el que Él nos busca y
nos abraza.
La Redención se explica en ese
gran movimiento de Amor divino. El pecado, ciertamente, apartó a todos los
hombres de la amistad con el Padre. Pero su misericordia eterna busca mil
maneras para atraernos hacia Sí.
Muchos lazos de pecado y de
muerte nos impedían tener la vida plena. Pero otros lazos de Amor iniciaron el
rescate.
"Con cuerdas humanas los
atraía, con lazos de amor, y era para ellos como los que alzan a un niño contra
su mejilla, me inclinaba hacia él y le daba de comer" (Os 11,4).
Entonces, nada nos debería
separar de ese amor maravilloso. "¿Quién nos separará del amor de Cristo?
¿La tribulación?, ¿la angustia?, ¿la persecución?, ¿el hambre?, ¿la desnudez?,
¿los peligros?, ¿la espada?" (Rm 8,35).
La victoria está ya en
nuestras manos. La Redención ofrece vestiduras blancas y protege continuamente
a los elegidos (cf. Ap 7,9-17). El diablo y la
muerte han sido derrotados para siempre.
Tenemos en nuestros corazones
la vida divina: "recibisteis un espíritu de hijos adoptivos que nos hace exclamar: ¡Abbá, Padre! El Espíritu mismo se une a nuestro espíritu
para dar testimonio de que somos hijos de Dios. Y, si hijos, también herederos:
herederos de Dios y coherederos de Cristo, ya que sufrimos con Él, para ser
también con Él glorificados" (Rm 8,15‑17).
La gratitud surge en nuestro
interior. Alabamos a Dios por amarnos y redimirnos. Cantamos su Nombre con
nuestros labios, con nuestros corazones, y con nuestras vidas. Y reconocemos,
simplemente, que "Él lo es todo..." (Si 43,27‑28).