Una tesis contradictoria

P. Fernando Pascual

25-4-2018

 

Uno dice: es peligrosa toda persona que afirme poseer certezas incuestionables, que se sienta plenamente segura de poseer la verdad.

 

Lo anterior encierra una tesis contradictoria. Sostener que es peligroso aquel que posee certezas incuestionables, ¿es algo afirmado de modo seguro y certero?

 

Porque quien acusa de peligrosos a los seguros de sí, está seguro de lo que dice, y así se convierte en peligroso: incurre en lo mismo que condena.

 

La realidad es que muchísimos seres humanos tenemos certezas: sobre quiénes son nuestros familiares, sobre la bondad de ciertos alimentos, sobre la importancia de tener buenos amigos.

 

Al mismo tiempo, unos tienen certezas buenas y otros malas. Son buenas cuando nos llevan a trabajar por la justicia y promover la verdad. Son malas si nos hacen injustos, violentos contra los inocentes, mentirosos.

 

Hay que superar ciertas frases hechas y repetidas una y otra vez para reconocer la complejidad de las situaciones humanas y la sabiduría que permite distinguir entre convicciones y convicciones.

 

Porque es simplemente falso declarar que quienes tienen convicciones son peligrosos, cuando lo que uno debe hacer es analizar y distinguir entre convicciones buenas y convicciones malas.

 

En un mundo donde en nombre de la libertad se impiden ciertas investigaciones históricas, y donde en nombre de la justicia se oprimen a los que tienen ideas diferentes, hace falta superar tesis contradictorias y abrirse a una verdad sana y fecunda.

 

Esa verdad dice, sencillamente, que necesitamos vencer la ignorancia, emprender caminos hacia el saber, adquirir convicciones buenas y fundamentadas, abrirnos a lo que sea posible conocer sobre Dios, sobre el mundo y sobre los seres humanos que nos rodean.

 

Solo entonces podremos caminar hacia verdades que generan convicciones válidas, entre las cuales encontramos aquellas convicciones que nos llevan a reconocer la dignidad de cada ser humano, desde su concepción hasta su muerte, y la urgencia de construir sociedades más justas y más solidarias.