En la Escuela y Universidad hay cosas que arreglar

Ángel Gutiérrez Sanz( Doctor, catedrático de Filosofía)

Una mirada retrospectiva al pasado reciente de nuestro sistema educativo nos alerta de que vamos de mal en peor. Desde el periodo de la transición hemos tenido que soportar una vorágine de cambios y trasformaciones, de reformas y contrarreformas educativas, protagonizadas por los sucesivos gobiernos, que han llevado a la escuela española a una situación de desconcierto. Es mucho lo que en estos años atrás se debió hacer en materia de educación y no se hizo o se hizo mal. Es evidente que no se ha acertado con la tecla adecuada y como consecuencia lógica de tanto desatino, nuestro nivel educativo deja mucho que desear, como reiteradamente vienen manifestando los informes Pisa.

 Para nuestra desgracia, el sistema educativo español está politizado, con voluntad de seguir estándolo por muchos años y claro, así es imposible que la enseñanza en España mejore. A pesar de los pésimos resultados se sigue manteniendo intacto el espíritu de la LODE, como si nada hubiera pasado, por lo que previsiblemente nuestro sistema educativo continuará enlodado. Que nadie espere nada del nuevo Pacto Educativo que se está cocinando. De momento PSOE, PODEMOS,  ERC, PDeCat y PNV ya se han retirado de las negociaciones 

Es tanto el desencanto acumulado desde la Reforma Educaiva del  3 de Julio de 1985, llevada a cabo por el gobierno socialista de Felipe González,  que hoy ya nadie se cree que de la noche a la mañana vaya a aparecer unos políticos que arreglen tamaño desarreglo, sobre todo sabiendo que cada cual lo que intenta, es arrimar el ascua a su sardina. El problema está en que nos encontramos inmersos en la lucha política por hacerse con la escuela, pues sabido es por todos, que quien se haga con la escuela será dueño de la sociedad del futuro y en esas estamos. Mientras la escuela siga ideologizada y sea considerada como un instrumento al servicio de la política, poco cabe esperar.

 A mi modo de entender hay que partir de una cuestión previa y no puede ser otra que la de dar por sentado el principio incuestionable de que la escuela ha de ser libre. Lo que quiere decir que hay que dejar a las familias que decidan cuál haya de ser la educación que más conviene. Son los padres quienes, de acuerdo con sus principios y convicciones, han de determinar en última instancia la orientación educativa que han de recibir sus hijos, al margen de adoctrinamientos e ideologías tal y como lo reconoce la Carta de las Naciones Unidas y la Constitución española. ¿Quién es el Estado para imponer en los centros la ideología de género, para orientar la conducta sexual de los alumnos, para adoctrinarles políticamente? ¿Quién es el Estado para prohibir las aulas diferenciadas e imponer por la fuerza la educación mixta, sin  que haya razón pedagógica que así lo aconseje? Dejemos que sea la propia sociedad y las familias quienes decidan sobre éstas y otras cuestiones, porque es a ellas a quienes compete  y no al Estado.   

 El que la escuela sea libre debiera ser la primera exigencia educativa y si no es así,  entonces no es de educación de lo que estamos hablando sino de adoctrinamiento. Sucede que en nuestro actual sistema educativo al ser monolítico resulta muy difícil,  por no decir imposible, respetar la libertad educativa. La razón es fácil de entender  ¿Cómo un sistema homologado, único, exclusivo, igual para todos, puede satisfacer el pluralismo social?. Tan difícil es esto como tratar de tapar  muchas cabezas con un solo sombrero. Verdad es que existen los colegios privados con ideario e iniciativas propios, éstos sí que representan una oferta educativa diferenciada; pero cuestan un dinerito y naturalmente a ellos sólo seguirán teniendo acceso los que pueden pagarlo.

No estamos en contra de una escuela laica para quien la quiera; pero también debiera existir una escuela confesional para quien la desee.  Eso de que el estado es aconfesional no es razón suficiente para impedir que esto sea así. El Estado será lo que sea, la escuela en cambio necesariamente tiene que ser libre y para serlo debe de haber libertad de elección.

 Lo que se  está necesitando es una escuela pública plural, para una sociedad que también lo es, con una igualdad de oportunidades real para todos, sometida a ley de la oferta y la demanda, receptiva y abierta a los distintos modelos educativos, provenientes de la iniciativa social, sin trabas administrativas injustificadas. Una enseñanza libre tiene que ofrecer una oportunidad  a  padres con distintas sensibilidades, para que puedan elegir qué centros son los que se ajustan más a sus expectativas,  tal y como sucede en otros órdenes de la vida.  Esto es exactamente lo que se está haciendo en Finlandia, que va a la cabeza del ranking mundial de educación.

Eso de la escuela aconfesional neutra, que vale para todos por igual, no deja de ser una broma. En educación no hay neutralismos que valgan. ¿Por qué tanto miedo a la libertad de enseñanza? ¿Por qué tanto miedo a dejar la escuela en manos de los padres? La reforma educativa que estamos necesitando ha de afrontar con valentía y honestidad  estos temas y si no es así no nos vale. Se ha de ir creando la conciencia ciudadana de que la educación, más que una cuestión política, es una cuestión muy personal. Hay que llegar al convencimiento de que la escuela y la Universidad no son un patrimonio del Estado sino de la sociedad, porque en realidad son las familias las que en definitiva ponen el dinero para financiarla; pero esto no se tiene en cuenta.  

A la pregunta ¿Es libre la enseñanza hoy en España? habría que responder que no lo es y no lo será mientras no se despolitice y no se plantee la educación en los términos que corresponde. Si es verdad que la educación es una actividad humana y humanizadora, que libera al hombre, ella misma ha de comenzar por estar libre de dependencias y de sucios intereses ¿Qué se puede esperar de una educación que comienza por  estar  al servicio de los intereses  del Estado?

Desde hace tiempo que la escuela esta intervenida por los políticos y  las universidades se han convertido en una especie de cortijos donde los ocupas acampan a sus anchas, haciendo de su capa un sayo, sin que nadie haya dicho nada hasta que ha saltado el escándalo de la Rey Juan Carlos, que ha dejado en evidencia irregularidades y favoritismos; pero  la cosa no es de ahora, hace tiempo que se viene hablando de nepotismos y arbitrariedades.  Sobre la autonomía de las universidades se podía hablar largo y tendido y de su politización también . Convendría que se aclarara quienes son los que acceden a los puestos de profesores, catedráticos, decanos , rectores y si el procedimiento es el más indicado, según he leído si  tuviéramos que hablar como se arreglan las oposiciones a la Universidad tendríamos tema para rato.

Convendría también aclarar de forma urgente  si existen controles fiables, periódicos, eficaces e independiente en las universidades esàñolas, ¿Qué está pasando para qué en el ranking mundial de universidades no haya ninguna  universidad española que destaque y sean solamente tres  las que están situadas entre las 200 mejores del mundo?. Sería interesante , pienso yo, analizar el paralelismo político desde sus orígenes entre la universidad Carlos III vinculada al PSOE y la Rey Juan  Carlos vinculada al P.P. 

 La institución académica se suma a la larga lista de instituciones que están bajo sospecho. Todo está de mírame y no me toques, porque si lo sacas a relucir puede  armarse, por eso los medios  callan o dicen medias verdades a los  votantes  para que sigan manteniendo vivo el sagrado fuego de la democracia. Acabo de escuchar a una periodista autorizada estas palabras: El periodismo serio y veraz está seriamente amenazado y esto va a tener consecuencias serias para la democracia. Da la sensación que estamos ante un cataclismo  sobre todo en el orden moral y yo me pregunto.  ¿Será  esto el preanuncio de que el sistema político comienza a dar muestras de agotamiento?

   Aún con todo el tema de actualidad sigue estando marcado  por los acontecimientos protagonizados por la Sra. Cifuentes  que ha venido a restar credibilidad a una universidad ya en entredicho.  No, a mi modo de entender el problema de la enseñanza en España ni es de asignaciones, ni se arregla con dinero, hay causas mucho más profundas, que convendría analizar. En  la enseñanza superior sobra clientelismo y endogamia en cambio falta profesorado  con prestigio. En la enseñanza media y primaria lo que sobran son ideologías y  sobre todo esa nueva moral “progre”, que se está tratando de imponer por la fuerza y que ni es progresista ni es decente. Lo que necesitamos es una educación eficiente y de calidad a todos los niveles, después de haber sido depurada de tanta contaminación.