“Alegraos y regocijaos”
José
Martínez Colín
1) Para saber
Hoy en día es común que se nos ofrezcan
cursos, publicaciones, conferencias o mensajes en youtube o whatsapp sobre
superación personal, y que se nos invite a desarrollar nuestras capacidades:
físicas, mentales, profesionales, etc. Últimamente se han multiplicado los
“gym” o “Escuelas de superación”. Es natural, pues nacemos con muchas
posibilidades para desarrollarnos e irnos perfeccionando. Podemos afirmar que
Dios nos creó con la tarea de hacerlo cada uno según sus posibilidades y de
modo ordenado. De hecho, nuestro Señor nos recuerda: “Sed, pues, perfectos,
como vuestro Padre celestial es perfecto”. Podemos afirmar que Dios nos crea
para la verdadera perfección. Ese llamado a la perfección es un llamado a la
santidad y a ello dedica el Papa Francisco su último escrito.
El Papa publicó su tercera exhortación
apostólica el pasado 9 de abril de 2018. Su nombre es ‘Gaudete et Exultate’, es
decir, “Alegraos y regocijaos”. Como sucede en estos documentos, se toma el
título de las primeras palabras con que comienza. El Papa eligió las palabras de
nuestro señor Jesucristo del llamado “Sermón de la montaña”. Jesús invita a
alegrarse en el caso de padecer por Él, “porque vuestra recompensa será
abundante en los cielos” (Mt 5, 12). La alegría viene de mirar las cosas con
esperanza y visión sobrenatural. Así, se puede ser alegre aún en medio de
sufrimientos.
2) Para pensar
Desde el origen de la cultura occidental, los
griegos intentaron dar una definición del hombre. Con acierto Aristóteles logró
definirlo: “el hombre es un animal racional”. Sin embargo, fijándose en lo que
puede llegar a ser, San Gregorio Nacianceno formuló otra: el hombre “es un ser
viviente capaz de ser divinizado” (Discursos, XLV, 7). Donde se nos muestra que
el hombre ha sido creado con un fin, con una meta: su perfección, su santificación.
La divinización del hombre consiste en que la imagen divina sea cada vez más
fidedigna.
Esta imagen, salida pura de las manos de Dios,
ha sido perturbada por el pecado, pero ha sido restaurada por Cristo con su
muerte y resurrección. Redención, en efecto, significa restauración de la
imagen divina en el hombre.
Pensemos si con la vida que llevamos nos vamos
acercando a esa santificación que Dios desea para cada uno.
3) Para vivir
El objetivo de su escrito lo señala el Papa al
inicio: “Hacer resonar una vez más el llamado a la santidad, procurando
encarnarlo en el contexto actual, con sus riesgos, desafíos y oportunidades”. Y
nos exhorta: “No tengas miedo de la santidad. No te quitará fuerzas, vida o
alegría. Todo lo contrario, porque llegarás a ser lo que el Padre pensó cuando
te creó”.
Dios nos quiere santos, dice el Papa, y no
espera que nos conformemos con una existencia mediocre o licuada. En realidad,
desde las primeras páginas de la Biblia está presente el llamado a la santidad.
Así se lo proponía el Señor a Abraham: «Camina en mi presencia y sé perfecto»
(Gn 17,1).
El texto consta de cinco capítulos y en los próximos
artículos se considerarán algunos puntos de la Exhortación que nos ayuden a luchar
a alcanzar la santidad en las circunstancias de nuestra vida ordinaria.
José Martínez Colín es
sacerdote, Ingeniero (UNAM) y Doctor en Filosofía (Universidad de Navarra)