La muerte como umbral que da sentido

P. Fernando Pascual

7-4-2018

 

Cada ser viviente está en camino. Fue concebido, se desarrolla. Si no hay obstáculos, alcanza poco a poco lo que consideramos "plenitud". Un día morirá.

 

La muerte es un umbral definitivo que llega a todos los que viven. Al cruzar ese umbral, la biografía de un ser humano concluye en el tiempo.

 

Buscamos, entonces, comprender lo que fue una trayectoria. Ese hombre, esa mujer, amaron, sufrieron, gozaron, acompañaron, trabajaron, quizá tuvieron errores y pecados.

 

Terminó el periodo de las decisiones temporales. La trayectoria ha quedado fijada para siempre. Todo empieza a desvelar su sentido.

 

¿Qué han escrito tantas decisiones y esfuerzos? ¿Qué se conserva después de una vida larga o de una muerte prematura?

 

Sabemos, desde la fe, que hay vida tras la muerte, que un Dios bueno y justo acoge a sus hijos que han amado y se han dejado amar.

 

El riesgo de huir de los brazos del Padre de los cielos para escoger el egoísmo soberbio amenaza a todos. Pero la humildad permite ser curados, abre los corazones a la misericordia.

 

Solo en la otra orilla comprenderemos plenamente el sentido pleno que haya tenido cada existencia. Las alabanzas o los reproches que se dirigen ahora hacia los difuntos no llegan a percibir el panorama completo de sus existencias.

 

Dios, que conoce los corazones, mira de modo completo y comprende lo que ha sido la trayectoria de quien acaba de partir. Confiamos en su Amor para que la victoria permita a un alma llegar al cielo, quizá tras un periodo de purificación necesaria.

 

La muerte es el umbral que da sentido completo a cada vida. El reloj, ahora, nos dice que tenemos tiempo para rectificar senderos torcidos y para acelerar en la búsqueda del camino bueno: el del amor a Dios y a los hermanos...