Leyes del aborto y
estadísticas
P. Fernando Pascual
15-3-2018
En algunos países las leyes
que han liberalizado el aborto cada año se publican las estadísticas sobre los
abortos así llamados "legales".
Con el pasar del tiempo, las
estadísticas muestran un aumento o una disminución en el número de abortos.
Ante esos dos fenómenos
opuestos, surgen en seguida interpretaciones. Para los grupos pro vida, el
aumento de abortos es una gran derrota. Los defensores del derecho al aborto no
suelen aplaudir tal aumento como una victoria.
Al revés, cuando se constata
que se reducen los abortos, no suele haber gran alegría en los grupos pro vida,
pues algunos piensan que los abortos, aunque sean menos, siguen siendo un acto
injusto y dañino. Por su parte, algunos defensores del aborto ven la
disminución como positiva.
Parece sorprendente que
quienes defienden el aborto se alegren cuando disminuyen en número y afirmen
que la ley "funciona" como si fuera la causa que lleva a tal
disminución. Pero tiene sentido lo anterior desde algo afirmado por no pocos
abortistas: cada aborto implica un drama para la mujer.
Porque incluso los que
consideran el aborto como algo que debe ser permitido, incluso pagado por el
Estado, reconocen lo difícil que es para una madre terminar con la vida de su
hijo, y cómo muchas de las mujeres que abortan hubieran preferido no haberse
dejado arrastrar hacia esa decisión.
Lo que algunos defienden "mejor
la anticoncepción que el aborto" se sitúa en esa misma constatación: el
aborto es algo sumamente dramático. Solo que incurren en un doble error: el
acceso fácil a la anticoncepción no siempre impide que se inicien embarazos; y
la mentalidad anticonceptiva es la que sostiene y alimenta la mentalidad
abortista.
En el tema del aborto las
estadísticas indican tendencias y muestran situaciones, pero jamás alcanzan a
describir lo que sufre una madre que decide pedir la eliminación de su hijo, o
se siente presionada a ello.
Por ello, todo esfuerzo para
reducir el número de abortos y, sobre todo, para promover una mentalidad a
favor de la vida de los hijos antes de nacer, servirá para evitar sufrimientos
y, sobre todo, para disminuir el número de uno de los dramas mayores de la humanidad:
el del aborto provocado.