La vez que el Papa lloró
José
Martínez Colín
1) Para saber
El Papa Francisco tuvo un encuentro en el
Vaticano con niños y niñas de un orfanato rumano. Algunos de ellos le hicieron
preguntas.
Algunas de esas preguntas no tenían fácil
respuesta, el Papa mismo les dijo que para algunas respuestas sólo Dios puede
dar la respuesta. Sin embargo, con las respuestas, el Papa da mucha luz sobre
problemas que no solo los niños se preguntan, sino también los adultos.
La primera de ellas la hizo un niño, y le
preguntaba por qué a menudo se pelean entre los amigos, y aunque van a la
iglesia, vuelven a hacerlo y entonces, ¿por qué es importante ir a la iglesia?
El Papa Francisco
le dijo que la respuesta es el pecado, el egoísmo humano. Pero ir a la iglesia
sigue siendo válido para ponernos frente a Dios tal como somos, sin
“maquillarnos”, para decirle: “Aquí estoy, Señor, soy un pecador y te pido
perdón. Ten piedad de mí “. Pero si voy a la iglesia para fingir que soy una
buena persona, no me sirve. Si voy a la iglesia solo porque me gusta escuchar
música o porque me siento bien, no sirve. Sirve si puedo decir: “Aquí estoy,
Señor. Tú me amas y yo soy un pecador. Ten piedad”. Jesús nos dice que si
hacemos esto, regresamos a casa perdonados. Más amados por Él, sintiendo esta
caricia, este amor. Entonces Dios transforma nuestro corazón con su
misericordia y también transforma nuestra vida. Dios nos trabaja el corazón, es
Él, y somos trabajados como barro en las manos del alfarero; y el amor de Dios
toma el lugar de nuestro egoísmo. Por eso creo que es importante ir a la
iglesia, afirmó el Papa.
2) Para pensar
Un joven le dirigió una difícil pregunta a
partir de su testimonio. Le dijo al Papa que cuando tenía dos meses su madre
lo había abandonado en un orfanato. Y cuando la buscó siendo ya mayor, no se
portó bien con él, “¿por qué no me acepta mi madre?”
El Papa le confesó
que cuando leyó su pregunta, lloró: “Estuve cerca de ti con un par de lágrimas,
quizás me atrapaste con las defensas bajas y me hiciste llorar. Pero no es una
cuestión de culpabilidad, es una cuestión de gran fragilidad de los adultos,
debido a tantas injusticias sociales que aplastan a los pequeños, y también a
tanta pobreza espiritual. Sí, la pobreza espiritual endurece los corazones y
hace que nos equivoquemos. Tu madre te ama pero no sabe cómo hacerlo. No puede
porque la vida es dura. Y ese amor que está cerrado en ella no sabe cómo
decirlo y cómo acariciarte. Te prometo que rezaré para que un día pueda
mostrarte ese amor. No seas escéptico, ten esperanza”.
3) Para vivir
Una gran luz nos da
el Papa en nuestra actitud ante la fragilidad ajena. Respondía que hay algunos
adultos que son más débiles, no tienen la fuerza de soportar las fragilidades.
Y esto porque ellos mismos son frágiles. Pero lejos de reprocharle su
fragilidad, habría que ser comprensivos y dar gracias a Dios que yo sí puedo
ayudarles en su fragilidad.
Si tengo una piedra
grande, dice el Papa, no puedo apoyarla en una caja de cartón, porque la piedra
aplasta el cartón. Hay padres que son frágiles… Es difícil obtener ayuda de
padres frágiles, pero somos nosotros los que tenemos que ayudarlos, para que la
piedra no aplaste la caja de cartón, concluyó el Papa.
José Martínez Colín es
sacerdote, Ingeniero (UNAM) y Doctor en Filosofía (Universidad de Navarra)