¿Quieres que te quieran y que el amor dure?

Rebeca Reynaud

 

Todo mundo quiere un amor verdadero y para toda la vida. Todos deseamos que nos amen con fuerza y decisión, sin titubeos; pero hay algunos que toman el amor como un juego. A éstos habría que decirles: “Si te tomas la vida como un juego, el juego va a acabar con tu vida”.

Una maestra le dijo a sus alumnos de secundaria: Hagan dos figuras humanas, la del varón en blanco y la de la mujer en otro color. Ahora júntenlas bien unidas, incluso hagan una bola si lo desean. Después de un minuto les indicó: Ahora traten de separarlas. No pudieron. Y explicó: Así se unen hombre y mujer, es decir, se implica la afectividad, el cerebro, la voluntad, la memoria y todo su ser. Si dos novios han tenido relaciones y rompen, la desunión es más dolorosa porque las relaciones sexuales son vinculantes. Por eso no se puede jugar con la intimidad.

Hoy algunos banalizan el sexo, es decir, lo toman como un juego, y ello tiene como víctima a las mujeres, sobre todo, a las jóvenes. Los medios de comunicación y diferentes negocios han entrado a saco para decirnos cómo debemos vivir nuestra vida sexual. Desde los años 60 hasta la actualidad no se sabe dónde está el límite porque no lo tiene.

Es ejercicio de la sexualidad puede ser lo más sublime o lo más degradante. Los expertos dicen que es necesario el pulso firme del domador para enfrentarse a una fuerza maravillosa en la que la vida y la muerte se tocan. Este acto puede ser meritorio o pecaminoso, merecedor del paraíso o del infierno. Además, el desorden sexual nunca está aislado, sino que se injerta en un desorden mayor. El pecado contra el sexto mandamiento tiene un antes, un ahora y un despuésque comprometen y a menudo deforman cualquier dimensión humana.

Alfredo Cruz dice que la mujer puede elegir entre resultar encantadora o provocadora, es decir, optar por ser la dama que puede ser o por ser la hembra que también puede ser.

Vittorio Messori, que en su juventud fue mujeriego hasta los 24 años, asegura que quien conoce la fuerza del sexo, sabe también que es ilusorio pensar que, si existen “vicios privados”, se puedan ejercer las “virtudes públicas”. Es la disociación que la sociedad actual ha pensado que podía hacer, pero es una contradicción insoluble.

La búsqueda del mayor placer físico posible no es la ley suprema. Hay que respetar ciertas leyes que hizo una Realidad superior que conoce perfectamente en qué consiste nuestro bien auténtico. Una moral “laica” no tiene nada que decir, ya que sólo la fe ilumina para saber que lo erótico no debe separarse del amor incondicional y reflexivo.

En una breve conferencia en la Cumbre de Liderazgo Estudiantil Jim Caviezel les dice a unos universitarios reunidos en enero del 2018: “No han nacido para encajar en un ambiente, han nacido para destacar!

¿Quieres un amor para siempre? No cedas ni poco. Vive el noviazgo con pureza de vida, se femenina y optimista, y entrégate del todo hasta que estés casada, de otro modo “te usan y te dejan”.