La promesa de no fumar
Pbro.
José Martínez Colín
1) Para saber
En breves días dará
inicia un tiempo especial para preparar la Pascua del Señor: la Cuaresma. Es un
tiempo especial para nuestra conversión. Como todos los años, el Papa envía a
toda la Iglesia un mensaje. En esta ocasión escogió como tema de su mensaje
unas palabras de Jesús, que vienen a ser una advertencia: «Al crecer la maldad,
se enfriará el amor en la mayoría» (Mt 24,12).
Con este mensaje el
Papa desea ayudar a toda la Iglesia a vivir con gozo y con verdad este tiempo
de gracia; un tiempo de posibilidades de volver al Señor con todo el corazón y
con toda la vida.
2) Para pensar
José María Pemán
fue un escritor español del siglo XX, que cultivó todos los géneros literarios,
además de notable orador. Escribió un cuento llamado: “Promesa de no fumar”, el
cual es buen ejemplo de no causar molestias a los demás.
Cuenta de un jefe
de un ministerio llamado Julián Arrondo, que había anunciado que aquella
Cuaresma pensaba dejar de fumar en plan penitente. Durante la noche del martes
al Miércoles de Ceniza estaba sumamente inquieto, pues antes siempre fumaba
antes de dormir. Su esposa le insinuó: “Sólo es la primera noche, Julián”. Pero
se indignó al pensar que creyera que no podría aguantar y le gritó: “¡Pues, aunque
duerma!” Su esposa solo musitó “Pues no dormiremos”. Sobra decir que el señor
Arrondo se fue agriando de humor cada vez más, mientras la paciencia de su
esposa era digna de admirarse.
Y sucede que al
final de la Cuaresma vino a morir el señor Arrondo, pues su tensión se puso muy
alta. Así que llegó hasta las puertas del Cielo, y se le asignó un lugar apenas
junto a la puerta. No satisfecho, pensaba que tenía derecho a algo mejor, se
decía: “No entiendo… pasé toda la Cuaresma sin fumar”, y así se lo manifestó a
San Pedro. El Apóstol volvió a abrir el libro con los nombres de las personas y
sus méritos. En eso Arrondo vio anotado su nombre, pero San Pedro le hizo
observar que decía: “Arrondo, (señora de)” y al lado, su mérito: “Una Cuaresma
aguantando a su marido sin fumar”.
Y es que por encima
de todo siempre está la caridad.
3) Para vivir
Comenta el Papa que
Dante Alighieri, en su descripción del infierno, se imagina al diablo sentado
en un trono de hielo, un amor extinguido: “Preguntémonos entonces: ¿cómo se
enfría en nosotros la caridad? ¿Cuáles son las señales que nos indican que el
amor corre el riesgo de apagarse en nosotros?
Responde el Papa: “Lo
que apaga la caridad es ante todo la avidez por el dinero, «raíz de todos los
males» (1 Tm 6,10); a esta le sigue el rechazo de Dios y, por tanto, el no
querer buscar consuelo en él, prefiriendo quedarnos con nuestra desolación
antes que sentirnos confortados por su Palabra y sus Sacramentos. Todo esto se
transforma en violencia que se dirige contra los que consideramos una amenaza
para nuestras «certezas»: el niño por nacer, el anciano enfermo, el huésped de
paso, el extranjero, así como el prójimo que no corresponde a nuestras
expectativas.
Si en muchos
corazones a veces da la impresión de que la caridad se ha apagado, en el
corazón de Dios no se apaga. Él siempre nos da una nueva oportunidad para que
podamos empezar a amar de nuevo, y la Cuaresma es ese tiempo propicio.