Lo que puede ser de otra
manera
P. Fernando Pascual
7-1-2018
El bolígrafo cae al suelo. No
puede resistir a la gravedad. El cuadro está en la pared derecha. Podría estar
en la pared izquierda. El tren llega a tiempo. Podría haber llegado tarde.
Hay cosas que solo pueden ser
de una manera. La piedra solo puede ser dura. Hay cosas que pueden ser de otra
manera. La piedra puede estar en el jardín, en la ventana o en la carretera.
Lo que puede ser de otra
manera se explica desde el complejo fenómeno de la libertad. Porque somos
libres, podemos escoger entre tomar un plátano entero o solo la mitad, entre
cerrar la puerta con cuidado o de golpe.
Por eso, con un poco de
sentido común sabemos que es absurdo quejarse porque el sol caliente: no
podemos hacer que el sol sea de otra manera. En cambio, tiene sentido
lamentarse porque nos hemos quemado: pudimos haber actuado con prudencia para
que el sol no nos perjudicase.
La vida humana se caracteriza
por un continuo sucederse de hechos que podrían ser de otra manera. Si los
políticos hubieran actuado honestamente, no se habría llegado a aquella crisis.
Si los familiares hubieran pensado mejor las cosas, no se habría iniciado una
nueva pelea entre hermanos.
La mirada hacia lo que hacen
los otros puede girarse hacia uno mismo: yo también puedo actuar de otra
manera. Lo cual tiene sus ventajas (puedo apartarme de un vicio) y sus
desventajas (puedo perder un buen hábito y estropearme).
Cada decisión inicia algo
nuevo en el mundo. En la mayoría de las ocasiones, se trata de algo pequeño,
insignificante: "desapareció" el polvo encima de la repisa. Otras
veces, pocas pero dramáticas, una decisión lleva a una guerra catastrófica o a
un hambre que hace llorar a miles de niños y adultos.
Muchas cosas pueden ser de
otra manera desde las decisiones de seres humanos concretos, libres,
responsables. Por eso, antes de actuar, vale la pena sopesar cada alternativa,
pedir luz a Dios y fuerzas para ser generosos.
De lo que escojamos dependerá
que se produzca un nuevo daño en un mundo demasiado lleno de heridas, o una
mejora que promoverá alegría en casa, en el trabajo, entre amigos; una mejora
que también llegará, quizá sin que nos demos cuenta, a otros seres humanos que
parecen lejanos pero que están unidos, misteriosamente, a cada una de nuestras
decisiones.