CADA DÍA SU AFÁN Diario
de León
MIRADAS PARA LA PAZ
“La paz, que los ángeles anunciaron a los pastores
en la noche de Navidad, es una aspiración profunda de todas las personas y de
todos los pueblos, especialmente de aquellos que más sufren por su ausencia, y
a los que tengo presentes en mi recuerdo y en mi oración”.
Así comienza el mensaje para la Jornada Mundial de
la Paz que se ha celebrado el día 1 de enero de este año 2018. En esta ocasión la
Jornada ha estado dedicada a los migrantes y refugiados. Son “hombres y
mujeres, niños, jóvenes y ancianos que buscan un lugar donde vivir en paz”.
El mensaje recuerda que “para encontrarlo, muchos
de ellos están dispuestos a arriesgar sus vidas a través de un viaje que, en la
mayoría de los casos, es largo y peligroso”.
Todos nosotros conocemos a algunos de ellos y los
compadecemos. Sin embargo, “no es suficiente sentir en nuestro corazón el
sufrimiento de los demás”. Hay que trabajar para que puedan de nuevo empezar a
vivir en paz, en un hogar seguro.
Tras enunciar algunas de las causas que originan
la migración, el papa Francisco nos invita a no ver en ella tan solo una
amenaza, a no considerar solo los
riesgos y los costes que nos pueden traer las oleadas de inmigrantes.
Y nos invita, además, a contemplarlas con una
mirada contemplativa y llena de confianza, para ver en los inmigrantes una
oportunidad para construir un futuro de paz.
• Esa mirada nos ayudará
a reconocer que tanto
los emigrantes como las poblaciones que los acogen forman parte de una sola
familia, en la que todos tienen el mismo derecho a gozar de los bienes de la
tierra.
• Esa mirada nos llevará a descubrir al Dios que
habita en nuestro ambiente, promoviendo la solidaridad, la fraternidad, el
deseo de bien, de verdad, de justicia, es decir, realizando la promesa de la
paz.
• Esa mirada sabe descubrir que los inmigrantes no
llegan con las manos vacías: traen la riqueza de su valentía, su capacidad, sus
energías, sus aspiraciones y los tesoros de su propia cultura.
• Esa mirada sabe descubrir la creatividad, la
tenacidad y el espíritu de sacrificio de las personas, familias y comunidades
que abren sus puertas y sus corazones a los migrantes y refugiados.
• Por último, esa mirada contemplativa guiará a
los gobernantes a impulsar políticas de
acogida a los inmigrantes, considerando las exigencias de todos los miembros de
la única familia humana y el bien de cada uno de ellos.
Concluye el papa Francisco diciendo que quienes se
dejan guiar por esta mirada serán capaces de reconocer los renuevos de paz que
están ya brotando y de favorecer su crecimiento.
Quienes así contemplan a la luz de la fe este
signo de los tiempos “transformarán en talleres de paz nuestras ciudades, a
menudo divididas y polarizadas por conflictos que están relacionados
precisamente con la presencia de migrantes y refugiados”. Es un deseo cargado
de esperanza.
José-Román Flecha Andrés