CADA DÍA SU AFÁN                                                                    Diario de León 

 

LA FAMILIA, ESCUELA DE FAMILIAS

 

En la víspera de la fiesta de la Sagrada Familia de Nazaret es bueno recordar que el amor es la raíz del matrimonio. Y es el tronco que sostiene el árbol de la familia. Pero si es difícil definir el amor, no es más fácil decir qué es el matrimonio ni cuál es la esencia de la familia.

Hasta hace poco se podía ofrecer un curso sobre la familia sin tener que explicar el objeto del programa. Todos los asistentes parecían saber qué es la familia.

Hoy ya en la primera clase los alumnos preguntan qué se entiende por “familia”. El amplio abanico de situaciones refleja sus variadas experiencias. Todo el mundo ha oído hablar de la familia patriarcal y de la familia nuclear. Pero en este tiempo, las familias reconstituidas o monoparentales añaden una asombrosa variedad al muestrario.

Es más, los libros que se presentan a los niños para estimular su lectura, ofrecen ya numerosos modelos de familia, como si fueran posibilidades opcionales. Evidentemente, se pretende presentar como normal y normativo cualquier tipo de convivencia que refleje de algún modo  el amor y la convivencia.

Pues bien, en este nuevo contexto, el papa Francisco convocó un Sínodo de Obispos sobre la familia. Una novedad fue la celebración de las dos sesiones, en el otoño de 2014 y 2015, que culminó con la publicación de la Relación el día 14 de octubre de 2015.

Recogiendo muchos de los puntos más importantes abordados por ambas asambleas, el papa Francisco publicaría el día 19 de marzo de 2016 la exhortación apostólica Amoris laetitia, es decir, La alegría del amor.

El papa espera que esas aportaciones “puedan orientar la reflexión, el diálogo o la praxis pastoral y, a la vez, ofrezcan aliento, estímulo y ayuda a las familias en su entrega y en sus dificultades” (AL 4).  

 Es evidente que la familia nos ayuda a formarnos como personas. Y también como cristianos. Antes de insertarse en la comunidad parroquial, la persona pertenece a la comunidad familiar. Tanto los sentimientos como las convicciones o los compromisos son formados en la escuela de la familia.

Con razón dice el papa Francisco que “cada persona se prepara para el matrimonio desde su nacimiento. Todo lo que su familia le aportó debería permitirle aprender de la propia historia y capacitarle para un compromiso pleno y definitivo”.

A continuación, afirma él que “probablemente quienes llegan mejor preparados al casamiento son quienes han aprendido de sus propios padres lo que es un matrimonio cristiano, donde ambos se han elegido sin condiciones, y siguen renovando esa decisión” (AL 208).

También hoy la familia puede ser considerada y estimada como una escuela de familias. Claro que siempre habrá que evaluar la lección que transmite. Y controlar a las instancias políticas que, con la excusa de ayudarla,  tratan de suplantarla.

 

José-Román Flecha Andrés