PAZ, PAN Y TIERRA
El 8 de enero de 1959 llego a La Habana Fidel Castro
acompañado de un numeroso grupo de soldados del Ejército Rebelde. Cruzaron la
Isla en una caravana de camiones desde la provincia de Oriente hasta el
campamento militar de Columbia en La Habana. Aquella tarde, Castro, anunciaba
el gabinete de Ministros que dirigirían los nuevos destinos de los cubanos.
Sin lugar a dudas, en todos los cargos, iba designando
personalidades conocidas, de expedientes y experiencia, probada. También
exhortaba a la población con diversas promesas. Estas promesas
también habían sido hechas en Rusia al triunfo de la revolución bolchevique en
Octubre de 1917, hecho ignorado por el soñador pueblo cubano que desconocía la
maldad que se escondía detrás de aquel joven disfrazado de Mesías
con un rosario colgando del cuello.
Castro, en su discurso populista, copia fotostática de la
revolución rusa, en un teatro lleno de consignas e himnos, prometía entre otras
cosas: Paz, Pan y Tierra y el pueblo aplaudía delirantemente sin calcular el
daño que planeaba cínicamente el falso líder que había cobrado gran popularidad
con el apoyo de parte de la prensa nacional, especialmente la Revista Bohemia.
Castro se había trazado el modelo de Stalin, por eso no
reparo en la represión contra el pueblo, los fusilamientos, los “suicidios por
depresión” de figuras en el regimen: Félix Pena,
Osvaldo Dorticos, Haydee Santamaría, etc., asesinatos
para silenciar informes: Comandante Cristino Naranjo, desaparicidos:
Comandante Camilo Cienfuegos, Jefe del Ejercito,
juicios de dudosos cargos y condenas de pena de muerte contra altos militares:
General Arnaldo Ochoa, Teniente Coronel Antonio de la Guardia, etc. Estos casos
en el castrismo, rememoran en la historia a los trotskistas del stalinismo. Una revolución sin Castro.
Con este expediente indecoroso, las democracias del Orbe,
el próximo 1 de Enero, serán participes de la celebración del 59 Aniversario de
la FAMILIA CASTRO en el poder. Ellos también pertenecen a la O.N.U y a la
O.E.A.
Los ejércitos son para servir a las Naciones, no a los
gobernantes. Esperemos que los militares jóvenes no continúen siendo cómplices
y le pasen la cuenta al tirano.
“La libertad cuesta muy cara, y es
necesario, o resignarse a vivir sin ella, o decidirse a comprarla por su
precio”. José Martí.
Diego Quiros, Sr.
Miami, Fl.