NAVIDAD
SE ACERCA
Su cuerpo se ha
transformado.
María está cercana de
parto.
Su cuerpo delgado permite
resaltar su vientre prominente.
Sus piernas hinchadas
gritan de su futura maternidad.
Sus manos se cobijan por
debajo de su vientre.
Parecería que sus manos ya
comienzan a acunar al ser que aún permanece en ella.
Cumple con sus tareas con
pasos lentos y alegría intensa.
Navidad se acerca
abriéndose camino por entre lo cotidiano de aquella niña- mujer.
El color de su piel se ha cubierto
del color de la felicidad.
Los dos surcos que enmarcan
su boca se prolongan en una constante sonrisa.
Sus dientes blancos, muy
blancos, se llenan de brillos que endulzan su sonrisa.
Todos sus femeninos adornos
quedan opacados por la prominencia de su vientre pleno de cercana maternidad.
Cada tanto se sienta para
hacer un breve alto en sus tareas ya que no debe dar muestras de debilidad o
cansancio.
Su cuerpo pesa demasiado
como para no tenerle un algo de cuidado.
Espera mientras el amor de
Dios crece en sus entrañas.
Toda ella es un grito de
felicidad y realización.
Felicidad porque su vientre
está pleno de vida.
Felicidad porque su
maternidad responde al misterio de la acción de Dios.
Felicidad porque su futura
maternidad es una promesa de salvación.
Realización porque Dios le
ha bendecido con la maternidad.
Realización porque sus
sueños se ven cumplidos.
Realización porque sus
esperanzas de un mundo mejor comienzan a hacerse cercanía.
Navidad se acerca desde el
vientre de María.
Es Dios que se hace
nosotros y para nosotros.
Es Dios tan frágil como un
niño aún en el vientre de su madre.
Es Dios tan cercano que
alimentándose, cordón umbilical mediante, de su madre.
Es Dios tan humano que
requiriendo la segura protección del vientre materno.
Navidad se acerca para que
todo lo nuestro se llene de ternura y sensibilidad hecha niñez frágil y tierna.
Navidad es el amor de Dios
irrumpiendo en nuestra historia.
Irrumpiendo en el vientre
de esa niña- mujer tan cercana de parto.
Las idas a la fuente en busca de agua se le hacen un
largo y lento viaje.
La limpieza de la casa se
le vuelve una prolongada actividad.
Nada de ello le hace perder
el brillo de sus ojos ni la sonrisa de su rostro.
Todo su ser brilla de
cercana maternidad.
Brilla su piel, su mirada y
su ser.
Brillan sus cabellos
oscuros que ya no trata de acomodar junto a uno de los costados de su rostro.
Navidad se acerca.
María se acerca desde su
vientre grande y colmado de vida.
Navidad es nuestra historia
que se verá conmovida por el llanto nuevo de un niño que habrá de nacer.
Navidad es nuestra historia
que sonríe de gozo ante tanto amor cercano.
Mientras tanto, desde las
piernas largas de María, su vientre es acunado por sus dos manos que, plenas de
ternura, sostienen a ese niño que está cercano de nacer.
Padre
Martin Ponce de León. S.D.B