Las cosas pequeñas hacen la diferencia
Rebeca
Reynaud
Cuidar
los detalles es lo más realista, es lo que tengo a mi alcance. Tengo que
transformar el mundo y no que el mundo me transforme a mí.
Hay
un Poema que celebra la grandeza de los detalles. Dice así:
Celebro
la grandeza de las cosas pequeñas,
de las cosas triviales, sencillas, hogareñas.
Quisiera que este verso fuera un canto de gesta
que exalte las hazañas de la gente modesta.
(…) Celebro los aromas que inundan la cocina:
celebro la fragancia del café y de la harina.
(…) Celebro la tarea comenzada y concluida.
Celebro la herramienta que se limpia y se cuida.
Celebro la costumbre de decir la verdad.
Celebro la constancia. Celebro la amistad.
Celebro la finura de esa ayuda encubierta
que se presta de modo que ninguno lo advierta.
(…) Celebro la clemencia de los buenos modales.
Celebro al funcionario que cumple sus funciones.
Y celebro al vecino que riega sus malvones.
Celebro a quien comparte la pesadumbre ajena.
Celebro a quien festeja la dulce Nochebuena.
(…) Celebro a quienes saben mantener los secretos.
Celebro al hombre humilde que construye un país:
del árbol florecido celebro la raíz.
Celebro a los que pisan con firmeza en el suelo
mientras alzan confiados sus ojos al cielo.
Y concluyo este verso con el párrafo aquel:
“quien es fiel en lo poco será en lo mucho fiel”
Juan Luis Gallardo
Las
cosas pequeñas, hechas en una manera consistente, crean los mayores impactos en
el amor, en la amistad y en el trabajo. En cambio, una actitud constantemente
negativa puede tener consecuencias no deseadas con un impacto significante. Es
importante, como siempre, mantener una actitud positiva.
Cada
día se producen pequeñas o grandes heridas en la relación laboral o familiar.
Pequeños descuidos, faltas de delicadeza o contestaciones exasperadas que en un
sólo día pueden afectar poco a la relación, pero que sumando pueden llegar a
producir una herida grande y peligrosa. Normalmente las crisis matrimoniales no
son resultado de grandes culpas, cuando éstas llegan, ya antes se han producido
otras pequeñas que no se han curado.
Por eso es importante hacer un alto cada día y descubrir
esos pequeños egoísmos, esa soberbia que nos lleva a no cultivar el amor y que
debilita el afecto. Es la soberbia uno de los grandes enemigos de la
convivencia. Por eso es bueno cultivar tanto el arte de pedir perdón como el de
perdonar, sobre todo cuando se piense que se tiene razón.
Un
hombre que tenía buen humor afirmaba: “Yo soy feliz con lo pequeño: con un yate
pequeño, con una mansión pequeña, con una cuenta pequeña en el banco...”.
Benjamín
Franklin escribía: “Por un clavo se perdió la herradura; por una herradura se
perdió el caballo; por un caballo se perdió el jinete, alcanzado y muerto por
el enemigo, todo por un clavo de la herradura”.
Escribe Teresa
de Calcuta: “No hay nada que sea pequeño a los ojos de Dios, y Él
mismo se tomó la molestia de hacerlas para enseñarnos cómo actuar. Por eso se
transformaron en infinitas”.