Manipuladores y gente
manipulada
P. Fernando Pascual
20-10-2017
En toda manipulación entran en
contacto los manipuladores y la gente. Los manipuladores usan el lenguaje para
embaucar, orientar, dirigir a un gran número de personas. La gente, desde
sentimientos e ideas previas, puede quedar dirigidas por los manipuladores.
Imaginemos un ejemplo. Unos
grupos políticos promueven una agenda independentista. Difunden sus ideas en
los medios de comunicación, en las escuelas y universidades, en la propaganda,
en el parlamento regional. Manipulan la historia, exaltan a "su pueblo",
prometen una vida maravillosa tras la independencia.
Por su parte, la gente, si
carece de la suficiente cultura crítica, absorberá poco a poco el mensaje
independentista, hasta considerarlo algo indiscutible, una bandera por la cual
vale la pena sacrificarlo casi todo.
Si, además, los manipuladores
cometen una serie de delitos, si tienen entre sus filas a políticos corruptos,
si compran a empresarios para que los apoyen, si promueven acciones
discriminatorias y anticonstitucionales contra los opositores, resulta evidente
que actúan de modo injusto y que, precisamente por ello, tienen la victoria muy
a la mano.
De esta manera, los
manipuladores defiendan su agenda con habilidad y audacia. Si algunos
ciudadanos les acusan por sus acciones ilegales, y si algunos jueces empiezan a
investigarlos, los manipuladores se presentarán como víctimas y harán ver a la
gente que los acusadores son enemigos de la democracia, de la libertad, de las
aspiraciones del propio pueblo.
Muchas personas se dejan mover
fácilmente por este tipo de manipuladores. Si la policía, tras la orden de un
juez, arresta a un político corrupto, los manipuladores presentarán el hecho
como una agresión al derecho "sacrosanto" de una región. Incluso
habrá quienes pintan al político corrupto como un mártir sacrificado por los
ideales maravillosos de la causa.
La historia muestra, además,
cómo este tipo de situaciones llegan a "perpetuarse", cuando algunos
líderes del pasado, manchados de sangre y arbitrariedades, llegan a ser vistos
y aclamados en sus naciones como héroes de la independencia y paladines de la
libertad...
Resulta difícil contrastar
este tipo de situaciones, sobre todo cuando los manipuladores juegan con las
emociones de la gente y con frases fáciles que exaltan los ánimos e impiden un
pensamiento sereno, el único capaz de reconocer que nunca acciones injustas
deberían ser ejecutadas a favor de cualquier causa defendible en la vida
democrática.
Más allá de tantas
manipulaciones del pasado y del presente, existe un tribunal insobornable tras
la muerte que desvelará las injusticias de los manipuladores y la inocencia de
sus víctimas. En ese tribunal, que supera tantas mentiras históricas, Dios
separará a los verdugos de las víctimas, y cada uno recibirá aquel destino que
corresponda al grado de perversión o de justicia de las acciones que haya
realizado.