Terrorismo. Respuesta desde la fe

 

Domingo 20 de agosto. La plaza de toros de Sanlúcar de Barrameda,

llena de gente. En medio de la plaza, Cayetano, el Juli y Talavante,

con los banderilleros..., rejoneadores y caballos. Programado, un

minuto de silencio por las víctimas de los atentados terroristas en

Cataluña. Un espectador empieza el Padrenuestro, megafonía en mano, y,

con sonoro entusiasmo, le sigue  el público (abc.es;

https://www.youtube.com/watch?v=6JZfK0m6244 ).  Muchos han admirado la

feliz idea. Cuando nos congregamos en masa en repulsa por atentados

terroristas, no pocos rezamos; pero nunca se nos había ocurrido

hacerlo en voz alta. Es natural que, quien tiene fe, rece por las

víctimas y el fin del terrorismo. Dios desaprueba, radicalmente,  la

violencia asesina, y espera la oración perseverante y el desagravio

del creyente. Debemos expresar con el silencio, unidos, nuestro

rechazo absoluto a la barbarie terrorista, gravísimo pecado contra la

vida; pero, sobre todo, necesitamos acudir al Cielo, y enmendarnos,

ser justos y caritativos, porque, "el hambre y las guerras - el

terrorismo es guerra contra indefensos- son consecuencia del pecado",

según manifestó la Virgen en Fátima a los "pastorinhos". Estamos en el

centenario de las apariciones, y los pecados son, ahora, muchos más y

más graves (estructuras de pecado y pecados sociales con tremenda

injusticia contra los más pobres e indefensos).

 

Josefa Romo ( 25 agosto, 2017)