Voz del Papa

El valor de una comunión

José Martínez Colín

 

1)  Para saber

 

Con motivo de la solemnidad de Corpus Christi, día para celebrar el Misterio de la Eucaristía, el Papa Francisco destacó, que comulgando nos acercamos más a Cristo, quien nos convierte en parte de su Cuerpo místico.

En este sentido indicó el Papa, aunque cada domingo nos reunimos en la Santa Misa, es conveniente que cada año tengamos la alegría de celebrar una fiesta dedicada a este Misterio de la fe para expresar en plenitud nuestra adoración a Cristo, que se entrega como comida y bebida de salvación.

Pero comulgar el Cuerpo de Cristo significa también abandonarnos con confianza a Él. Se trata de aceptar a Jesús en lugar del ‘yo’. De esta forma, el amor gratuito recibido por Cristo alimenta nuestro amor por Dios y por los hermanos y hermanas que encontramos en el camino de cada día, concluyó el Papa.

 

2) Para pensar

 

En 1801 nació en Londres el más famoso de los conversos al catolicismo en la Inglaterra victoriana: John Henry Newman. Estudió en Oxford, donde años más tarde fue profesor, preceptor y rector de Santa María, la capilla universitaria.

Bien situado en la jerarquía anglicana, sus rentas anuales eran altas, sumaban varios miles de libras. Estudió largo tiempo el catolicismo, y no pudo resistir la fuerte atracción del Santísimo Sacramento, por lo que decidió convertirse. Días antes de su conversión, un amigo quiso convencerlo que no diera el paso y le propuso: “Piensa lo que haces. Si te haces católico, pierdes todas las rentas de…”, y dijo la cifra de los miles de libras que se desvanecían.

Newman le contestó: “¿Y qué es eso comparado con una sola Comunión?”

Newman valoraba más la Eucaristía que todo lo que tenía. Y efectivamente, no solo fue despojado de sus bienes, sino además fue rechazado y discriminado por la comunidad académica y muchos de los que se consideraban sus amigos le retiraron su apoyo y el trato. Pero Newman nunca se arrepintió.

Fue ordenado sacerdote, y destacó como brillante teólogo. Once años antes de su muerte, en 1879, fue designado cardenal por el Papa León XIII.

Su ejemplo nos da a pensar a qué estaríamos dispuestos nosotros por una comunión.

 

3) Para vivir

 

En cierta ocasión San Juan María Vianney, cura de Ars, se hallaba triste pensando que sólo podía comulgar una vez al día. Pero Dios lo iluminó con el pensamiento de que podía comulgar muchísimas veces si tenía el deseo de hacerlo, es decir, si comulgaba espiritualmente. Entonces se le ocurrió comparar la comunión espiritual con el soplo del fuelle sobre el rescoldo de unas cenizas que empiezan a apagarse: “Cuando sintamos que el amor de Dios se enfría -decía-, ¡pronto: una comunión espiritual!”

Hay quienes dicen que no se atreven a comulgar porque no sienten fervor para hacerlo. Pero es como si dijéramos que no nos acercamos al fuego calentador porque tenemos mucho frío. Si sentimos frialdad, tanto más debemos acercarnos a recibir a Jesucristo, horno de amor encendido. Basta no tener pecado grave y guardar el ayuno eucarístico.

La comunión frecuente es fuente de gracia, de luz de Dios, que nos hace crecer y ser fortalecidos en la fe, y de esa manera sostenernos y confortarnos en las dificultades.

José Martínez Colín es sacerdote, Ingeniero (UNAM) y Doctor en Filosofía (Universidad de Navarra)

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