Discriminaciones genéticas y
aborto selectivo
P. Fernando Pascual
10-6-2017
Se habla poco de las
discriminaciones genéticas. ¿Cuándo se producen? En general, cuando un
individuo recibe un trato que lesiona sus propios derechos por poseer algunas características
genéticas.
Aunque las discriminaciones
genéticas suscitan una justa condena cuando afectan a adultos, existe un
silencio cómplice si tales discriminaciones llevan a miles de abortos de hijos
por tener ciertos defectos, o por ser sanos pero sin algunas características
deseadas por los adultos.
En sociedades que buscan la
inclusión, la apertura, el respeto, sobre todo hacia quienes tienen ciertos
defectos físicos o características diferentes respecto de lo mayoritario, hace
falta denunciar discriminaciones genéticas que llevan al aborto selectivo y
promover una cultura más acogedora hacia todos.
Un ser humano no tiene menos
valor si su genoma está marcado por algún defecto, o si será de un sexo o de
otro, o si tiene una raza no deseada por su madre o por otros que la presionan
para abortar. Basta con poseer la condición humana para poseer una dignidad
intrínseca y merecer la protección adecuada.
Frente al silencio en algunas
sociedades ante el aborto selectivo por el sexo (miles de hijas abortadas antes
de nacer), o por poseer el síndrome de Down, o por otras situaciones genéticas,
vale la pena un esfuerzo concreto para evidenciar las discriminaciones
existentes y para acompañar a quienes no comprenden que una existencia
diferente no deja de ser digna.
Un pueblo carece de justicia
si permite, incluso si promueve, abortos basados en discriminaciones según el
ADN que posean los hijos. Al revés, un pueblo muestra amor a la justicia si
sostiene a cualquier madre que descubre en su seno a un hijo con ciertas
características genéticas vistas como “difíciles”, y acompaña, tras el parto, a
ese hijo para que pueda ser acogido y ayudado según lo requiera su identidad
genética, sin discriminaciones ni exclusiones arbitrarias.