Orar con generosidad
Tres actitudes para el Adviento
Pbro. José Martínez Colín
1) Para saber
Comenzó el tiempo de Adviento. Y podemos preguntarnos qué
debemos hacer para no desaprovechar este tiempo y vivirlo
adecuadamente. El Papa Francisco nos propone tres actitudes para
vivirlo: “Es un tiempo para caminar e ir al encuentro del Se￱or, es
decir, un tiempo para no estar parado. Pero, ¿cuáles son las
actitudes que debo tener para encontrar al Señor? ¿Cómo debo
preparar mi coraz￳n para encontrar al Se￱or?”
Esas actitudes, tomadas de la liturgia, son: “Vigilantes en la
oración, trabajadores en la caridad y exultantes en la bendición”.
En esta ocasión trataremos de la primera actitud: orar con
vigilancia, lo cual significa tener cuidado de llevarla a cabo. Así como
un velador no aparta la vista del lugar custodiado, así habría que
estar atentos para no descuidar nuestra oración, que no se nos pase
ese momento de encuentro con el Señor.
2) Para pensar
Se cuenta de un campesino de mucha fe que tenía una huerta
de donde sacaba para el sustento de su familia. Sucedió que
empezó a haber una gran sequía en toda su zona. Las tierras
estaban muy secas, todos los cultivos comenzaron a secarse, los
árboles en su huerto empezaron a resentirlo. El estanque se había
secado lo mismo que el pozo de donde sacaba el agua para regar.
En esa situación tan crítica, empezó a rezarle con insistencia y
piedad a Dios por su gran necesidad. Grande fue su sobresalto
cuando su ángel le habló y le dijo que sus oraciones habían sido
oídas. Que fuera junto al pozo, se arrodillara y rezara. El pozo se
llenaría según su fe.
El campesino fue inmediatamente y se puso a rezar junto al
pozo y, efectivamente, se fue llenando. En cuento se llenó, fue a
decirle a su familia que ya contaban con agua y podían sacar toda la
que quisieran. Así lo hicieron y pudieron regar el huerto y tener para
beber. A los pocos días el buen hombre volvió a rezar junto al pozo
y éste volvió a llenarse. Y así lo hizo con frecuencia, pero un día el
campesino enfermó y no pudo ir al pozo. El huerto resintió la falta
de agua. Entonces el campesino decidió revelarle su secreto a su
hija, que era una niña, para que ella lo sustituyera. La niña
fielmente se levantó temprano y comenzó a rezar con gran fe y el
pozo se llenó. La niña siguió rezando y el agua rebosó y salió del
pozo y fue recorriendo todos los canales. La niña seguía rezando y
así, no solo su huerto, sino todo el valle se benefició de esa agua.
El campesino reconoció que no tuvo la fe y generosidad de su
hija, que no dejó de rezar beneficiándose todos a su alrededor.
A veces no comprendemos que si somos generosos en la
oración, los principales beneficiados somos nosotros.
3) Para vivir
Para vivir este Adviento, cuidemos la oración, es decir, el
encuentro y trato con el señor. El Papa Francisco reveló que siempre
le ha llamado la atención lo que el Papa Benedicto había dicho de
que la fe no es una teoría, una filosofía, una idea, sino que es un
encuentro. Un encuentro con Jesús.
Nos recuerda el Papa que el Señor siempre va más allá:
“Nosotros damos un paso y Él da diez. Siempre. La abundancia de
su gracia, de su amor, de su ternura que no se cansa de buscarnos.
También a veces con pequeñas cosas”.
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