Muñecos de paja, ¿culpables?
P. Fernando Pascual
3-12-2016
Males, injusticias, sufrimientos, los ha habido, los hay y, por desgracia, seguramente los habrá en el
futuro. Millones de víctimas sufren a causa de la violencia y la prepotencia de unos pocos.
Ante tantos males, es legítimo buscar las causas y señalar a los culpables, cuando los haya. Pero no es
correcto construir muñecos de paja sobre los que arrojar denuncias arbitrarias e injustas.
Porque muchos males tienen causas complejas y surgen desde la combinación de factores de diverso
tipo. Unos escapan, en buena parte, al control humano: es casi imposible prevenir algunos terremotos o
los efectos de una repentina tempestad solar.
Otros males nacen desde las acciones de unos, las respuestas de otros, las apatías de muchos. En
ocasiones, para agravar los sufrimientos, a las injusticias humanas se suman coincidencias atmosféricas
o plagas de parásitos. El conjunto resulta explosivo.
Por eso, ante cada situación de mal, sobre todo cuando sufren miles de seres humanos de una o varias
zonas geográficas, hay que analizar con seriedad las causas y evitar simplificaciones que parecen
atractivas pero que van contra la verdad y, a veces, contra la misma justicia que se pretende defender.
No construyamos muñecos de paja a los que acusemos equivocadamente como si fueran los únicos
culpables de millones de víctimas de la guerra, del hambre, de la soledad, de las epidemias. Ir contra
ellos es engañoso y nos hace olvidar otros motivos que han contribuido a una tragedia.
Al revés, promovamos estudios valientes que sepan sacar a la luz a los agentes y factores concretos de
males cercanos o lejanos, para denunciarlos con valor cuando sea necesario y, sobre todo, para impedir
que algunos sigan provocando lágrimas en un mundo hambriento de justicia y de consuelo solidario.