Paso a paso hacia Dios
P. Fernando Pascual
12-11-2016
¿Cómo llegar a Dios? ¿Cómo descubrir su plan amoroso sobre mi vida? ¿Cómo acoger ese plan y
vivirlo con paz, alegría y esperanza?
Son preguntas centrales para nuestra vida. La respuesta no parece fácil. ¿Seré capaz de escuchar?
¿Entenderé bien? ¿Y si me equivoco? ¿Qué pasaría si no me gusta lo que Dios pide?
El corazón se siente inquieto, quizá entre dudas dolorosas. Además, sentimos la fuerza del mal: mundo,
demonio y carne acorralan nuestras vidas, apagan ilusiones, encadenan.
Cristo, sin embargo, ha vencido. Su Pascua es también la mía. Su Espíritu llega hasta mi corazón. No
tengo nada que temer.
Las tinieblas se disuelven. Vemos por dónde nos lleva Dios. El corazón también encuentra fuerzas para
decisiones valientes. Entonces es posible dar pasos hacia el amor.
Son pasos, en muchas ocasiones, pequeños, sencillos, casi imperceptibles. Pero así se avanza, poco a
poco, hacia un encuentro que inicia aquí abajo y que salta hasta la vida eterna.
Hoy es un día en el que puedo dejar que Dios hable a mi alma. Me dirá que me ama. Me recordará que
murió por mí en una cruz. Me animará con su victoria sobre el pecado. Me limpiará con su
misericordia.
El camino está ante mí. Puedo dar nuevos pasos hacia Dios, pasos que también me acercarán hacia mis
hermanos. Porque el amor a Dios y al hermano van unidos.
Pronto, si me dejo llevar por el Espíritu Santo, esos pasos se convertirán en una carrera magnífica. Así
fue la vida de tantos hombres y mujeres que amaron hasta la locura. Así puede ser mi propia vida, paso
a paso.