Independencia, ¿para vivir mejor?
P. Fernando Pascual
15-10-2016
Uno de los argumentos, no el único, que usan algunos para defender la independencia de una zona
geográfica es sencillo y atrayente: “si nos separamos viviremos mejor”.
El argumento puede estar construido en una simple suposición sin ninguna garantía: suena bien,
convence. Luego, si se consigue la independencia, habrá que ver qué pasa...
Otras veces el argumento puede tener apoyos sólidos y buenas garantías de que sea verdadero. Cuando
se dan esas garantías, y si llega a fraguarse el proyecto independentista, es bastante posible que logre
mejorías.
Sin embargo, ¿es correcto buscar una independencia de una región para vivir mejor? En otras palabras,
¿no se corre el riesgo de olvidar argumentos que, bien considerados, llevarían a mantener la unidad con
otras zonas geográficas?
Bastaría con pensar en los posibles costos de la independencia sobre otros. Es cierto que atrae la idea
“si nos separamos viviremos mejor”. Pero también es cierto que es mucho más hermoso buscar
caminos para seguir juntos y ayudarnos con una solidaridad a veces sacrificada.
Si vamos más a fondo, descubriremos la belleza de sanos esfuerzos por construir unidades solidarias y
abiertas a la colaboración mutua. Quizá algunos no vivan tan bien como desearían, pero si logran que
otros mejoren su nivel de vida, ¿no vale la pena mantenerse unidos?
Construir una unidad entre regiones o incluso entre pueblos diferentes es posible cuando hay
horizontes y valores grandes, deseos de ayuda mutua, condivisión de dones. Entonces quedan a un lado
separatismos insolidarios y egoístas, y se construyen comunidades que saben compartir y apoyarse, en
vistas a un proyecto común.
Tal proyecto común, hay que recordarlo, no puede quedar encerrado bajo las fronteras de un Estado:
vivimos en un mundo donde también otros pueblos necesitan ayudas generosas para superar graves
carencias y para avanzar en el camino hacia la paz, el desarrollo y la justicia social.
¿Independencia para vivir mejor? La pregunta podría ser otra: ¿mantenernos unidos para promover la
ayuda mutua y tener mejores posibilidades de ayudar a otros Estados? ¿Dejar de lado intereses incluso
legítimos para crecer en solidaridad y en colaboración con otras regiones más necesitadas?