CADA DÍA SU AFÁN Diario de León,
8.10.2016
TRES DESAFÍOS SOCIALES
La memoria nos trae documentos sorprendentes. En uno de ellos se dice que “existe
gran número de causas que en una sociedad civil relajan los lazos de la disciplina pública y
desvían al pueblo de procurar, como debe, la honestidad de las costumbres”. En concreto, el
autor anota los tres males “mas funestos para el común bienestar, que son: el disgusto de una
vida modesta y activa, el horror al sufrimiento y el olvido de los bienes eternos que
esperamos”
1. En primer lugar anota que “se desprecian los deberes y las virtudes que deben ser
ornato de una vida oscura y ordinaria”. De esa causa se originan algunos hechos lamentables:
la desobediencia de los hijos a los padres, el desinterés de los obreros por el trabajo, mientras
aspiran a sueldos más altos, y el abandono de los campos por las gentes que emigran a las
ciudades buscando una mayor comodidad.
En realidad, todo está desquiciado; “los ánimos están comidos del odio y la envidia:
engañados por falsas esperanzas, turban muchos la paz pública, ocasionando sediciones, y
resisten a los que tienen la misión de conservar el orden”.
2. En segundo lugar se observa cómo se rechaza “todo lo que parece molesto y
contrario a nuestros gustos. Pues la mayor parte de los hombres … se forjan la idea de un
Estado donde no habría objeto alguno desagradable y donde se gozaría de todos los bienes
que esta vida puede dar de sí” .
3. En tercer lugar, se ve que “los hombres de hoy, aunque instruidos en la fe cristiana,
se adhieren en su mayor parte a los bienes fugitivos de la vida presente, no sólo como si
quisiesen borrar de su espíritu la idea de una patria mejor, de una bienaventuranza eterna, sino
como si quisieran destruirla enteramente a fuerza de iniquidades”.
La causa de esta actitud es que “en muchos existe el temor de que el pensamiento de la
vida futura pueda destruir el amor de la patria terrestre y perjudicar la prosperidad de los
Estados”. En realidad se piensa que la esperanza en el más allá anula la posibilidad de
disfrutar de los bienes presentes.
Pero eso no es cierto. Cuando los bienes terrenos contribuyen al aumento y recompensa
de nuestras virtudes, la prosperidad, la civilizacion y el progreso de la patria terrestre
manifiestan la concordia de las personas y reflejan la belleza de la patria celestial”.
Llegados a este punto es hora de revelar que estas observaciones se deben al Papa León
XIII, tan experto en cuestiones sociales. De hecho, se encuentran en su encíclica “Laetitiae
sanctae”, firmada el 8 de septiembre de 1893.
Pero lo más interesante es que a la vista de estos tres males sociales, el Papa propone la
meditación asidua del Rosario. Al primero de ellos responden los misterios gozosos, al
segundo los misterios dolorosos y al tercero los misterios gloriosos. ¡Buena lección para el
mes de octubre, tradicionalmente dedicado al Rosario!
José-Román Flecha Andrés