AL CUMPLIR 80 AÑOS
¿Que hemos hecho con nuestra vida?
Al cumplir 80 años solamente puedo decir: GRACIAS SEÑOR.
No voy a hacer una autobiografía, pero si tengo que reconocer que solo Dios
pudo guiar mi vida, dio sabiduría a mis padres para escoger las Escuelas Pías
como colegio para mis hermanos y para mí. En este colegio católico me eduque
y crecí en la fe. Esa fe que me salvo de peligros físicos, morales y sociales,
haciéndome un hombre con decisión y firmeza en mis principios. ¡Jamás he
ocultado la fe que Dios me dio, ni aun en las situaciones más difíciles de la vida!
¿Cómo no creer en Dios? Si me ha dado la vida, los hijos y la mujer querida
En su infinito amor, Dios escogió para mí una esposa excelente, Araceli, la
describo como virtuosa y ejemplar, puedo decir que es la persona, que junto a
mi madre, más me ha querido en la tierra.
Ya celebramos nuestro 55 aniversario de matrimonio y juntos hemos formado la
más linda familia a la que puede aspirar un ser humano. Tenemos un hijo del
que vivimos orgullosos, Diego Miguel, Ingeniero Eléctrico, escritor y fotógrafo,
que junto a su esposa Vivian, llevan 32 años de matrimonio y nos han premiado
con tres nietos, una mujer: Krystina y dos hombres: Daniel y Michael,
encantadores.
Conservo los amigos de la niñez y los considero miembros de mi familia. Tengo
dos hermanos que residen en Cuba nunca nos hemos vuelto a ver. Allá
murieron mis padres, no pude verlos morir. Salí de Cuba a la edad de 32 años.
Tú has venido a la orilla, no has buscado, ni a sabios ni a ricos
Araceli y yo nos conocimos trabajando para la Iglesia en Cuba, ella era
Catequista y aspirante en la Juventud Católica; yo pertenecía a los Caballeros de
Colon y sigo siendo miembro. En este ambiente de iglesia, nos hicimos novios y
no estábamos de acuerdo con el rumbo que estaba tomando el gobierno. Nos
casamos para salir juntos de Cuba, pero por esa decisión, la tiranía castro-
comunista, me castigo a dos años y medio de trabajos forzados en diferentes
granjas-prisiones.
Nuestro primer exilio fue España. Allí fuimos muy felices a pesar de no tener
familiares. En aquel pueblecito (hoy una gran ciudad), Getafe, todos los vecinos
eran extremadamente amables y amistosos. Se nos conocía como “los cubanos
de Getafe”. Allí trabajamos fabricando bolsos artesanales en piel; teníamos el
taller en la casa y nuestros más cercanos vecinos, en varias ocasiones, vinieron
a ayudarnos en la faena. El amor a España será imperecedero y aquellos vecinos
que aun viven, siguen siendo nuestros amigos.
Toma mi vida, hazla de nuevo, yo quiero ser un vaso nuevo
El ser humano es imperfecto, se equivoca, comete errores, infidelidades a la
voluntad de nuestro Padre Celestial. En una etapa de mi vida estuve alejado de
la Iglesia, pero El es misericordioso y esta siempre dispuesto a recibirnos
arrepentidos firmemente y perdonados en el Sacramento de la Reconciliación.
La vida Sacramental tiene que ser nuestro modelo de vida: me siento un hijo
amado. No guardo rencor en mi corazón.
“Señor me has mirado a los ojos, sonriendo has dicho mi nombre”
Años después, llegamos a Miami y trabajamos como todos los cubanos de
aquella época, en los trabajos más humildes para ganar honestamente el
sustento de la familia y éramos felices.
Continuamos nuestro servicio a la Iglesia. Participábamos en un grupo de
matrimonios y nos dieron la misión de trabajar como asesores adultos para la
Pastoral Juvenil de la Arquidiócesis de Miami en diferentes grupos parroquiales.
Durante este tiempo, aprendimos mucho con los jóvenes; tuvimos muchas
experiencias, algunas alegres y otras muy dolorosas. Recuerdo el día que al
darle un abrazo a uno de ellos por su cumpleaños, se echo a llorar y me dijo que
su padre nunca lo había abrazado. Había dolor y nos toco dar consuelo, había
rencor y nos toco poner amor. Algunos nos visitan aun, y otros nos abrazan con
alegría en encuentros casuales. Todo el mundo necesita que alguien le escuche
en algún momento.
Fuimos por muchos años muy activos en la Renovación Carismática y ahora
servimos como Ministros de la Eucaristía. Como decía Santa Teresa de Avila
“nacimos hijos de la Iglesia y moriremos hijos de la Iglesia”.
Tan solo quieres que yo te siga…
Dios no me dio fama, ni poder, ni lujos, ni exceso de bienes, pero ha sido muy
generoso con nosotros. Nos permitió conocer la riqueza espiritual de nuestra
Iglesia visitando lugares santos. Lugares que conservan tradiciones y reliquias,
Santuarios Marianos en los que se venera a nuestra Madre celestial en sus
diferentes advocaciones, Milagros Eucarísticos, hemos podido visitar Catedrales,
Basílicas, y caminar por los lugares que El Señor Jesucristo, camino; seguir los
pasos de San Pablo, el Apóstol de los gentiles, y ser testigos de varias
canonizaciones. Gracias Señor por tu bondad.
Una vida sin amor es una vida vacía. Ni la fama, ni el poder ni la riqueza, ni el
lujo proporcionan la felicidad que brinda Dios. El cuerpo se gasta, envejece y
muere, y junto al cuerpo terminan la fama, el poder, la riqueza y el lujo. Hay
que estar conscientes de que no somos dueños absolutos de lo que poseemos o
disfrutamos; simplemente somos administradores temporales. Lo que prevalece
es el alma. El alma no muere, permanece para la eternidad. Esa es la que hay
que cuidar. En ella va la promesa de la esperanza de Vida Eterna.
Creo que he tenido una vida larga. Estoy convencido de que en todos los
momentos de mi existencia, El Señor ha ido en mi búsqueda y me ha rescatado.
Hay que ser humilde y saber pedir PERDON.
GRACIAS SEÑOR
Diego Quiros, Sr.