Momentos de soledad
P. Fernando Pascual
22-8-2016
Solo, ante un montón de platos por lavar, y cansado.
Solo. Me gustaría encontrar una mano amiga. Alguien que llegase para lavar conmigo. Y no llega.
Solo y triste. Porque pesa el trabajo. Porque pierdo tiempo de descanso. Porque estoy hecho para
recibir ayuda y no la encuentro.
Aunque también existo para ofrecer, a otros, esa ayuda. ¿Alguien espera que le dé mi tiempo y mis
fuerzas? ¿Puedo dejar a un lado mis planes para socorrer a otros?
Dejo de estar solo cuando llega un amigo y me apoya. Como también destruyo mi soledad cuando
aparco mis tristezas y egoísmos y doy una mano, con sencillez y generosidad, a quien la necesita...
Así se vencen los momentos de soledad: al recibir y al dar. Entonces nos hacemos un poco semejantes
a Dios, que es Uno y Trino, que ama y que está presente en cada uno de sus hijos.