¿Qué pedimos en la oración?
P. Fernando Pascual
4-8-2016
Las oraciones surgen desde la fe: creemos en Dios y confiamos en su Amor providente. Entre esas
oraciones, muchas tienen como meta una petición.
¿Qué pedimos en la oración? Pedimos la gracia más importante: la conversión de los corazones, la
victoria sobre el pecado, el crecimiento en el amor.
Pedimos también por necesidades concretas: que haya comida en la mesa, que haya trabajo para todos,
que haya serenidad en la familia.
Pedimos por la paz: la paz interior, que permite convivir como hermanos. La paz exterior, que nace de
la justicia, de buenas leyes y de gobernantes honestos.
Pedimos por la lluvia y por el tiempo favorable a las cosechas, por el aire limpio y por un poco menos
de calor (o de frío).
Pedimos por los que están encadenados por la tibieza y la apatía, por la desgana y por la cobardía, por
el miedo y por el respeto humano.
Pedimos por quienes sufren a causa de las tentaciones de la carne, de la avaricia, de la envidia, de la
soberbia, del rencor.
Pedimos por los pobres y los enfermos, por los abandonados y los excluidos, por los perseguidos y los
discriminados, por los huérfanos y las viudas.
Pedimos por los niños, los jóvenes, los adultos y los ancianos. También por los hijos antes de nacer y
por las madres en dificultad.
Pedimos tantas cosas. La lista parece interminable. Llevamos nuestras súplicas al Padre, en el nombre
de su Hijo Jesucristo, por el Espíritu Santo.
Las acompañamos con la intercesión de la Virgen María y de los santos. Las unimos a tantos
monasterios donde, sin cesar, mujeres y hombres contemplativos elevan a Dios una oración de súplica
llena de esperanza.