“El arte del vivir” según Florenskij
P. Fernando Pascual
23-7-2016
Un arte se aprende en camino, con actos concretos. El aprendizaje es más fácil cuando contamos con
buenas ayudas y vivimos en actitud de reflexión continua.
También el arte de vivir se aprende. Hacerlo mal lleva a daños irreparables. Hacerlo bien produce
alegrías incontables aquí y en la vida eterna.
Uno de los pensadores más ricos y creativos del siglo pasado, Pável Florenskij (1882-1937), dejó, entre
sus cartas, una exhortación a aprender el arte del vivir.
La carta está escrita desde los campos de prisioneros de Solovki, con fecha 20 de abril de 1937, pocos
meses antes de la muerte de Florenskij.
“La vida vuela como un sueño, y no se logra hacer algo a tiempo antes de que se te escape el instante
en su plenitud”.
El tiempo huye, decían los medievales. Hay que aprovecharlo con intensidad. Por eso sigue la carta:
“Por ello es fundamental aprender el arte del vivir, la más difícil y la más importante de todas las artes:
la que consiste en llenar cada instante de un contenido sustancial, conscientes de que no se repetirá
nunca...”
El instante no se repite. Este instante en que el ahora leo, camino, juego, duermo, como, escucho,
hablo. Este instante que me permite poner orden entre mis papeles o contestar un mensaje electrónico.
El arte del vivir enseña a aprovechar intensa y bellamente cada instante. Si escojo según el amor y la
justicia, cada momento adquiere sentido y se viste de armonía.
Un instante bien vivido me abre a Dios, me une al hermano, anticipa en la tierra un poco lo que será la
vida eterna en el cielo, y me permite acoger la misericordia y ser misericordioso.