IDEAS VOLADAS
No recuerdo muy bien cómo fue que llegamos a esa conversación.
Algo me planteó sobre Dios.
Le dije que creía en Dios Padre y, por lo tanto, en alguien que nos conoce.
Sabe de nuestra realidad ante cada situación y desde allí nos acepta.
No creo en un Dios lejano que no conoce cada uno de nuestros momentos.
Creo en Dios conviviendo con nuestra historia y, por ello, amándonos desde
cada una de nuestras situaciones.
No creo en Dios estableciendo principios de acción y juzgándonos en base a
ello.
No creo en Dios indiferente a lo que nos toca vivir a cada uno.
Creo en Dios amándonos desde lo que cada uno de nosotros es.
Dios no nos ama por lo que podemos llegar a ser.
Dios no nos ama por lo que hemos logrado dejar de ser.
Dios nos ama por lo que hoy somos.
Dios me pide, hoy, le brinde lo mejor de mí desde los demás.
Pero Él sabe que mi respuesta variará conforme mi situación cotidiana.
Para Él lo mejor no es siempre lo mismo.
Nosotros no somos siempre los mismos.
Vivimos condicionados por muy diversas situaciones y Dios, como Padre,
nos acepta, cotidianamente, desde nuestros condicionamientos.
No nos ama y acepta en abstracto.
Me dijo que le mostraba “un Dios muy humano”
Le dije que desde que comencé a buscar y aceptar al “Dios de Jesús” no
puedo mirarlo de otra forma.
Sin duda ello me ha llevado a cambiar algunas ideas que tenía sobre Dios.
Un Dios que se fue formando y en enseñando más desde la teología que
desde Jesús.
Es un Dios mucho más fácil de vivir que el que nos muestra Jesús.
Pero, es evidente, que para acercarnos a Dios debemos acercarnos
muchísimo a Jesús.
Es el camino más válido para llegar a Él.
El Dios de Jesús es alguien tremendamente humano.
Ello nos lleva a despojarlo de mucha distancia para con los humanos.
Es alguien a quien encontramos y aprendemos a descubrir desde la realidad
humana.
Desde Jesús podemos decir con total certeza “Dios se hizo hombre y habitó
entre nosotros”
Es alguien donde todo lo suyo se involucra con lo nuestro.
Es alguien a quien descubrimos en lo nuestro y aprendemos a aceptar en la
medida que aceptamos lo del ser humano.
Cuando logramos acercarnos a otro ser para descubrir a Dios que está en él
ese otro adquiere una dimensión particular y especial.
Cuando descubrimos que el Dios que nos acerca Jesús es alguien que posee
una mirada particular para con los necesitados estos se llenan de sentido
para motivar nuestro actuar.
Le hablaba y aquella persona me escuchaba con atención y entonces…….
“Mire que estas son ideas voladas que se me ocurren”
Son ideas que voy dejando crecer en mí e intentando poder hacerlas vida.
De nada sirve tener “ideas voladas” si las mismas no llegan a hacerse vida
en nuestra conducta cotidiana.
De nada sirve una hermosa teoría si la misma no logramos hacerla intento
de vida coherente.
Padre Martín Ponce de León S.D.B.