HABLAR DE RELIGIÓN
Un programa de uno de los cables de la ciudad realizó una entrevista a varias de las
personas que llevan adelante la actividad de “La mesa compartida”
A una de ellas se le preguntó si yo, durante la comida, hablaba de religión.
La entrevistada le contestó que no lo hacía ni en ese momento ni en ningún otro.
El periodista manifestó, entonces, “es todo solidaridad”
Me pregunté qué habría respondido ante esa pregunta.
Se me ocurre que lo primero sería poder concretar qué se entiende por “hablar de
religión”
Si por ello se entiende dar un sermón o algo por el estilo, evidentemente, no lo
hago.
Si por religión se entiende compartir momentos de vida, desde mi lugar de cura, sin
duda lo hago.
Religión es mostrar que nos importa lo del otro en cuanto persona.
Religión es recibirle de la mejor manera posible.
Religión es ayudarle a saludar cuando llega.
Religión es hacerle sentir que no es menos por su ropa que denota falta de higiene.
Religión es hacerle saber que no importan sus uñas en luto permanente.
Hablar de religión es no pretender imponer la nuestra.
Hablar de religión es no andar cazando prosélitos.
Hablar de religión es hablar de sus cosas como lo más importante que tenemos
para hablar.
Hablar de religión es el encuentro fraterno con el otro.
Por ello constantemente deberíamos estar “hablando de religión”
Sería deprimente utilizar la necesidad del otro para conseguir adeptos.
Nuestro hablar de religión es la pasión que ponemos en cada cosa que hacemos a
favor del prójimo.
No hablamos de religión porque predicamos únicamente.
No hablamos de religión porque brindamos reflexiones muy elaboradas.
Hablamos de religión cuando evangelizamos.
Tal cosa es hacerle saber que lo que hacemos por el prójimos es un pálido reflejo
de lo de Dios para con él.
No es necesario decirlo sino que se debe hacer y dejar que el otro realice su
proceso.
Un proceso donde el único y fundamental actuante es Dios.
Ese Dios que actúa respetando la opción de cada uno de ellos.
No somos quienes para decirles que están equivocados en la opción que puedan
tener.
No somos quienes para decirles que la única opción verdadera es la que hemos
realizado nosotros.
Sí estamos obligados a hacerles saber que son personas y como tal deben tratarse
y ser tratados.
Hablar de religión no es imponer una idea sino tratar a los demás como esa idea
nos lo hace saber debe ser tratado.
Por ello comenzaría mi respuesta tratando de establecer qué se entiende por hablar
de religión.
Puede que, para algunos, la actividad sea “pura solidaridad”
Puede ser que, para algunos, pronunciar desde la vida la palabra solidaridad sea ya
una forma de hablar de religión.
Es imposible deslindar la religión de las actitudes de vida.
Es desde allí que se pronuncian las más fuertes palabras sobre religión sin que ello
implique “hablar” de ella.
Padre Martin Ponce de Leon S.D.B