Romerías de mayo
Rebeca Reynaud
La devoción, dice Santo Tomás de Aquino, "no es otra cosa que una voluntad
pronta para entregarse a todo lo que pertenece al servicio de Dios” (S.Th. II-II,
q.82, a.1). Nosotros podemos tener la devoción de hacer visitas o romerías a la
Virgen. Se trata de caminar hacia un santuario o ermita dedicada a la Virgen, se
camina, al menos, la duración del rezo de los cinco primeros misterios del Rosario.
En el lugar mismo se rezan otros cinco misterios incluyendo las letanías y, al volver,
se rezan los otros cinco misterios. De esta forma se rezan y meditan los quince –o
veinte- misterios que forman el Santo Rosario completo. Se aconseja que en estas
ocasiones no se tome ningún refrigerio, como un pequeño detalle de sacrificio en
honor de Santa María. Pocas devociones son tan gratas a María como el Santo
Rosario.
La primera Romería que hizo San Josemaría Escrivá fue en mayo de 1935, a
Sonsoles, y desde entonces sus hijos espirituales han promovido millones de
Romerías. Uno de ellos, un profesionista fue a China y quiso hacer una romería,
pero no encontró un santuario dedicado a Santa María; entonces miró la imagen de
la Virgen de su cartera, y la hizo a esa Virgen. En Finlandia, las romerías las hacen
a algún museo, único lugar donde hay imágenes de Nuestra Señora.
Cuando se invita a un ni￱o peque￱o a hacer una “Romería a la Virgen”, se reza
quizás una Salve o tres Avemarías, y se le enseña a decirle algo agradable, para
que en su corazón germine la devoción a Nuestra Madre.
El mes de mayo, está dedicado a honrar a María. Su origen remonta, en España, a
San Alfonso X el Sabio (siglo XIII). En este tiempo se puede ver a muchos los niños
ofreciendo flores a María, los adultos practicantes, acostumbran hacer algún
sacrificio diario y rezar el Rosario en familia.
La verdadera devoción a la Virgen María se considera como señal cierta y signo de
predestinación. La Iglesia enseña esta consoladora verdad: "Es muy constante
entre los fieles la opinión, comprobada con larga experiencia, de que no perecerán
eternamente los que tengan a la misma Virgen por Patrona" (Benedicto XV; Carta
Apostólica Intersoladicia, 22-V-1918).
Pío XI (1937) dice que "el Rosario ocupa el primer puesto entre las devociones en
honor de la Virgen y que sirve para progresar en la fe, la esperanza y la caridad".
En 1978 San Juan Pablo II sorprendió al mundo, poco después de ser elegido
Pontífice, con esta frase en la Plaza de San Pedro: "Mi oración preferida es el
Rosario", y luego en muchísimas ocasiones fue recomendando esta hermosa
práctica de piedad. Suyas son las siguientes exclamaciones: "El Rosario es una
escalera para subir al cielo"(29 de octubre 1979) "El Rosario nos proporciona dos
alas para elevarnos en la vida espiritual: la oración mental y la oración vocal" (29
de abril 1979). "Es la oración más sencilla a la Virgen, pero la más llena de
contenidos bíblicos"(21 de octubre 1979). Cuando fue en peregrinación al santuario
de Nuestra Señora del Rosario de Pompeya, Juan Pablo II hizo allá un bellísimo
sermón en el dijo: "El Rosario es nuestra oración predilecta. Cuando la rezamos,
está la Sma. Virgen rezando con nosotros. En el rosario hacemos lo que hacía
María, meditamos en nuestro corazón los misterios de Cristo" (Lc. 2, 19).
San Juan Pablo II dejó escrito: El Rosario nos lleva a mirar a Cristo con los ojos de
La Santísima Virgen: “recorrer con María las escenas del Rosario es como ir a la
‘escuela’ de María para leer a Cristo, para penetrar sus secretos, para entender su
mensaje” (JP II, Litt. apost. Rosarium Virginis Mariae, 16-X-2002, n. 11).
Cuando Karol Wojtyla llegó a Cracovia el seminario estaba vacío. Hizo el propósito
de hacer una peregrinación por cada nuevo seminarista que llegara. Cuando se fue
de allí, había 500 seminaristas. Comentó que adeudaba peregrinaciones y las fue
pagando siendo Papa.
En China, el Obispo Jia Zhi Guo, dirige la diócesis de Zhengding en la provincia de
Hebei, y en una entrevista decía: “Oren en la ma￱ana y en la noche, y el Rosario
diariamente, para purificarse y para que Dios los pueda usar como instrumentos”.
Luego los instruye para que conserven la serenidad porque el peso del drama que
vive la Iglesia cat￳lica en China pertenece a Dios. “El hombre puede hacer una cosa
u otra, pero al final, el trabajo será terminado por Dios”. Lo que a ellos les toca,
dice, es preservar intacta la fe cat￳lica. “Los hombres olvidan con frecuencia que
Dios está activo y participa en la historia humana, y si ha permitido que el gobierno
comunista haya tomado el poder en China es por algo”.
Si nos acostumbramos a rezar el Rosario con devoción, nuestra vida se irá
transformando; nos iremos asombrando de la manera de ver, de sentir, de orar y
de amar de la Virgen. Ella aumentará nuestra fe y nuestra caridad.
Benedicto XVI escribe: “Dos de las más ricas y fecundas plegarias del cristianismo,
que conducen siempre a la gran corriente eucarística son: el Viacrucis y el Rosario.
Si hoy nos encontramos expuestos de un modo tan insidioso a la seducción de
prácticas religiosas asiáticas, se debe al hecho de haber abandonado estas
plegarias” (J. Ratzinger, Informe sobre la fe, BAC Popular, p. 147).
San Juan Bosco decía: “Si amamos a María veremos lo que son los milagros”.
De San Luis María Grignon de Monfort aprendió San Juan Pablo II a amar más a la
Virgen. San Luis escribi￳: “A quien Dios quiere hacer muy santo, lo hace muy
devoto de la Virgen María… A través de la Virgen, Jesús vino al mundo, y a través
de Ella también reinará en el mundo… Así como Ella fue el cauce en que Jesús vino
a nosotros la primera vez, así ella será el medio por el que venga a nosotros la
Segunda vez, pero no de la misma manera… El Rosario es el arma más poderosa
para tocar el Coraz￳n de Jesús, nuestro Redentor, quien ama a su Madre”.
La victoria, si llega, será alcanzada por la Virgen, la Omnipotencia Suplicante;
“omnipotencia” porque todo lo puede, “suplicante” porque no lo puede por sí
misma, lo pide a Dios.