DANOS NUESTRO PAN
Era un tiempo de situación económica muy compleja.
Los impuestos se habían vuelto más y más elevados.
Muchos habían debido sacrificar los espacios destinados a “la huerta
familiar” para poder cumplir con las cuotas de sembradío exigido.
Esto hizo que fuesen muchos los que habían perdido todo.
Sus tierras, sus casas y sus familias.
Eran seres que deambulaban por las ciudades en busca de alguna mano que
le acercase un algo de comida para saciar su hambre.
La mano de Dios se hacía presente n esas manos que deban una mano.
Jesús no es ausente de la realidad de tantos contemporáneos suyos.
Cuando debe enseñar una oración que identifique su propuesta no olvida
esta realidad.
Muchos, al analizar esta frase del Padre nuestro, hacen una lectura
espiritualista del texto.
Ello resulta un algo demasiado traído de los pelos como para poder reflejar
la realidad de Jesús.
Un Jesús que es profundamente humano y con los pies bien sobre la tierra.
Un Jesús que, prácticamente, convive con las necesidades más profundas de
sus coterráneos.
Un Jesús que no buscaba otra cosa que la dignificación plena de la persona
como tal.
Esa dignificación debía comenzar con las necesidades básicas satisfechas.
Es una invitación a confiar en Dios que no deja faltar lo elemental para sus
hijos necesitados en la medida que haya humanos que dejen aflorar lo mejor
de sí con respecto a los demás.
Por ello la invitación a la confianza.
Pero es, también, un voto de esperanza en los demás.
No fomenta la vagancia ni la mendicidad sino que promueve la solidaridad.
Porque ese Reino del Padre que anuncia se construye en la medida que cada
uno de los hombres deja aflora lo mejor de sí.
Ha de haber pocos gestos tan elocuentes de “lo mejor de sí” que la
solidaridad hecha gesto.
Ser solidarios con “el pan de cada día” es ayudar a que la condición humana
se mejore.
Quizás el otro no pida un algo de comida pero alcanza con ver su mirada
para saber que se necesita de un bocado para saciar el hambre.
Danos nuestro pan es un llamado a la sensibilidad que sabe tomar la
iniciativa.
Danos nuestro pan es ese ponernos en el lugar del otro y descubrir que
siempre se posee algo para compartir.
Es una forma de invitarnos a no ser indiferentes ante la necesidad del otro.
Es una forma de hacernos tomar conciencia que estamos llamados a ser
instrumentos de Dios.
Dios siempre se vale de nosotros para hacerse presente entre los demás.
Sin lugar a dudas Jesús hace referencia al pan que llena nuestro estómago.
Jesús, en la oración que identifica su propuesta, no puede dejar de lado lo
que ha sido su estilo de vida.
Quedarnos con una lectura espiritualista del texto es muy cómodo y muy
alejado de lo de Jesús.
Cuando pedimos que no nos falte el pan estamos asumiendo el compromiso
de hacer algo para aquellos que pasan hambre.
Jesús no quiere que hayan seres con hambre puesto que con esa realidad es
imposible el Reinado del Padre sea entre nosotros .
Padre Martín Ponce de León SDB