Pascua: el triunfo del amor misericordioso
P. Fernando Pascual
25-4-2016
En la Pascua celebramos una victoria: el Amor vence sobre el pecado.
Es una victoria sorprendente: Cristo acepta la injusticia, se somete a los perseguidores, inclina la
cabeza y va al Calvario.
¿Por qué siguió ese camino? Porque amaba. Amaba a su Padre, y amaba a los hombres que el
Padre le había encomendado.
Tras la hora de las tinieblas, brilló por fin el triunfo de la misericordia: la muerte y el pecado
fueron derrotados. Desde entonces, Cristo vive y reina.
Nuestras miradas se dirigen hacia el Señor. Los corazones encuentran un lugar de consuelo. Los
pecadores podemos recibir el gran don de la misericordia.
La Pascua es el gran triunfo del amor que salva. Desde entonces, el mundo es diferente, porque
las puertas del cielo han quedado abiertas para siempre.
Ya no hay espacio para tristezas desesperanzadas ni para apatías indiferentes. Todo ha sido
recreado, rescatado, redimido.
“Luego vi un cielo nuevo y una tierra nueva, porque el primer cielo y la primera tierra
desaparecieron, y el mar no existe ya” ( Ap 21,1).
Mientras seguimos en camino, mientras buscamos imitar al Cordero en su entrega amorosa y fiel
al Padre, tenemos la mirada puesta en la meta definitiva.
Con todos los santos, llenos de esperanza, repetimos: “¡Amén! ¡Ven, Señor Jesús!” Porque antes
hemos escuchado, en lo más íntimo de nuestros corazones: “Sí, yo vengo pronto” ( Ap 22,20).