EL ME CUIDA
Hace poco escuchaba un testimonio.
Allí se narraba el hecho de que una bala perdida entró por una ventana y golpeó en
el codo de una niña de seis años.
Su madre viendo lo que había sucedido y lo que podría haber pasado le dijo a su
hija: “Podría haberte matado pero Jesús no lo quiso. Él te cuid￳”
La ni￱a simplemente atin￳ a decirle: “Yo sé que Él me cuida. Mirá como le qued￳ la
mano por desviar la bala”
Simple respuesta de un alguien que posee una inmensa fe.
La fe es esa experiencia personal de que Jesús está a nuestro lado y actuando junto
a nosotros.
La fe no es un conocimiento sino una experiencia vital.
La fe no se expresa con recitado de fórmulas sino con una postura ante la vida.
La fe no son ritos que se cumplen sino pequeños gestos que se realizan.
La fe no son certezas sino búsqueda constante.
La fe es hurgar entre los acontecimientos del día para llegar a la sombra de Dios
que se sabe por allí está.
Es tener la segura certeza de que Él está a nuestro lado acompañándonos.
Necesario se nos hace buscarle constantemente.
Por ello es que el cristiano debe ser un permanente buscador.
Vivir la vida con la certeza de que Él está junto a nosotros es un compromiso y una
tarea.
Compromiso puesto que debemos brindarle lo mejor de nosotros desde cada uno de
nuestros próximos.
Compromiso puesto que todos no hacen otra cosa que acercárnoslo para que lo
sepamos valorar y disfrutar.
Pero así como nos llega desde nuestro próximo cada uno de nosotros somos
próximos de los demás.
Nosotros, también, somos portadores de Jesús para los demás.
Es una tarea puesto que debemos intentar facilitar el encuentro de Él con los demás
desde lo que somos.
En esto todo nuestro ser se ve involucrado.
Lo compartimos con todo lo que somos, decimos, pensamos y realizamos.
Cada una de nuestras acciones, dichos o posturas son portadoras de Jesús para los
demás.
Por ello lo de compromiso y tarea.
No podemos limitarnos a vivir un cristianismo en lo que lo nuestro no se involucre
con el reinado de Dios.
No podemos limitarnos a creer en un reinado de Dios distante de lo que hace a
nuestra vida o encerrado en “las alturas del cielo”
Lo de Jesús dice de relaciones humanas y de fraternidad que se construye.
Lo de Jesús hace referencia a tareas bien concretas donde lo experimentamos o lo
compartimos.
Él nos cuida para que nunca bajemos los brazos considerando que lo suyo no es
para nosotros.
Él nos cuida para que no nos desanimemos ante nuestros desaciertos sino que
podamos aprovechar esa nueva oportunidad que siempre nos está brindando.
Él nos cuida para que sepamos tener el coraje de lanzarnos a la tarea de construir
un mundo fraterno.
Pero no es un “nos cuida” genérico sino que es un “me cuida” que debe ser certeza
que se experimenta.
Padre Martín Ponce de León SDB