5 pasos para criar a un buen niño
P. Adolfo Güémez, L.C.
Rick Weissbourd, psicólogo de la universidad de Harvard, asegura que ha encontrado los 5
pasos para criar a un buen niño.
Esto lo afirma después de haber realizado una encuesta a 10,000 niños de secundaria y
preparatoria sobre los valores que eran más importantes para ellos. Dicha encuesta forma
parte del proyecto Making Caring Common ("Hacer de la solidaridad algo común").
El primer resultado sorprendente fue que sólo uno de cada cinco niños cree que a sus papás
prefieren el triunfo académico o la felicidad por encima de que sean buenas personas.
Evidentemente no se entiende que ser buenas personas es el camino para la felicidad.
Esto crea un grave conflicto en ellos, pues cuando se educa a los niños en base a estas
prioridades, existe más propensión a que tengan comportamientos agresivos, irrespetuosos
e incluso deshonestos. Por no mencionar el riesgo de estrés y depresión en el que se
encuentran.
Cuando ser exitosos a nivel académico se convierte en una prioridad por encima del
corazón, entonces se comienzan a sacrificar valores que dan sentido profundo y duradero a
la vida.
¿Cuáles son, pues esos 5 pasos para criar a un buen niño en 5 pasos, según Harvard?
1. Preocuparse por los demás ha de ser una prioridad.
Cuando alguien se preocupa excesivamente por su propia felicidad a costa de la de los
demás, se genera un desequilibrio afectivo y sicológico importante. La felicidad propia no
puede venir del egoísmo, sino del compartir con los demás, de ayudarlos, de darles
importancia.
Necesitan escuchar a los papás asegurar que ayudar a los demás es una prioridad. Para ello,
hay que ayudarles a cumplir siempre con lo prometido a otros, aún a costa de su propio
sacrificio.
Para lograr esto, te pueden ayudar los siguientes consejos:
- No digas: «Lo más importante es que seas feliz», sino «Lo más importante es que seas
bueno».
- Enseña a tu hijo a que siempre se dirija a los demás con respeto.
2. Fomenta la amabilidad y gratitud.
La gratitud ayuda a estar más sanos y felices. Las personas agradecidas y amables son más
pacíficos, generosos y compasivos.
Como todas las virtudes, éstas también se aprenden. Y de ti como formador dependen en
gran parte.
Dales ejemplo. Jamás dejes ningún favor sin agradecer. No generes un sistema de
retribución por cada cosa que hagan tus hijos, sino que déjales claro que hay cosas que les
corresponde hacer sin buscar ninguna recompensa.
Fomenta la oración de acción de gracias, donde se reconozca que todo bien viene de Dios.
3. Ábreles el horizonte de su vida.
No permitas que su mundo se reduzca a sus “conocidos”. Hay que ayudar a que los niños se
den cuenta de que las demás personas están vivas y tienen sentimientos.
Que aprendan a saludar y a reconocer a las personas de servicio, a los nuevos niños que
entren en su clase, a los pobres que piden limosna en las esquinas, etc.
Enséñales a que su corazón no puede permanecer indiferente ante los problemas de los
demás.
4. Dales ejemplo con tu comportamiento.
La moral y los valores se aprenden en un 20% con las palabras y en un 80% con el ejemplo.
Que tus palabras siempre sean concordes a tus actos.
Si les hablas de sinceridad, ¡se sincero(a)! Si de honestidad, ¡sé honesto(a)! Si de caridad,
¡sé caritativo(a)!
5. Ayúdales a sobreponerse a sus sentimientos tóxicos.
Un sentimiento tóxico es aquél que nos roba lo que somos, nos quita la paz y la seguridad
personal.
Todos tenemos sentimientos, pero no siempre debemos hacerles caso. Que la vergüenza no
les sea obstáculo para hacer lo que deben, que un enojo no los lleve a dejar de asistir a un
compromiso, etc.
Estos son los consejos de Harvard. Claro que todo esto, sin Dios, ¡no tiene sentido! Él es el
primer aliado en la educación de tus hijos. ¡Invítalo a vivir con ustedes!
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