ENAMORADOS
Era el día de San Valentín.
No podía no hacer una mención a ello en la eucaristía del domingo.
No pude evitar ver a una señora que realizó una mueca manifestando su
molestia por tal mención.
Me vi en la necesidad de realizar una aclaración por la razón de la mención
hecha.
Sí, debíamos rezar por todas las personas que están enamoradas para que
no pierdan esa condición.
Como humanos no podemos no estar enamorados de la vida.
No es una realidad que nos evada de momentos difíciles.
No es una situación que nos impida pasar por momentos duros.
Si estamos enamorados de la vida nada nos impedirá poder valorarla en su
justa medida en todos los momentos.
Si estamos enamorados de la vida habremos de vivir cada instante con una
sonrisa a flor de piel aunque nuestros ojos se llenen de humedad.
La vida vale la pena vivirla cuando logramos aceptarla tal como es y
podemos empeñarnos en cada situación que nos presente.
Para disfrutar a pleno la vida debemos descubrirnos enamorados de ella.
Está llena de causas por las que nos podemos jugar.
Está colmada de situaciones donde podemos poner lo mejor de nosotros en
pos de una realidad mejor que la que poseemos.
La vida no es para resignarnos ante ella sino para comprometernos con
esos cambios que la harán más justa y fraterna.
No pretendamos enamorarnos de una realidad de vida perfecta sino que
debemos aceptar la actual y jugarnos por modificarla desde lo que está a
nuestro alcance.
Como cristianos también debemos estar enamorados de Jesús.
Es apasionarnos por su propuesta de vida.
Es dejarnos poseer por su postura ante Dios, los demás y su contexto vital.
Bien sabemos que lo suyo no ha sido un evadir la realidad de su tiempo sino
un asumirla y proponer, para ella, un cambio radical.
Mostró que Dios no era un ser al que se debía temer sino alguien muy
cercano y pleno de amor misericordioso.
Mostró que los ritos y las normas jamás podían estar anteponiéndose a los
otros como personas.
Mostró que lo importante no era cumplir ritos establecidos sino el hacer que
el otro se supiese persona y, como tal, importante.
Para poder vivir todo esto hay que estar muy enamorado de su propuesta.
Creo que, muchas veces, hemos limitado el enamoramiento a una realidad
de las parejas.
Ello ha hecho que despojemos al hoy de algo muy importante y necesario.
El enamorarse no se adquiere con una tarjeta o en algún local comercial.
Enamorarse es un dejarnos deslumbrar por una realidad ajena a nosotros y
tener el coraje de dejarle ocupar un lugar en nuestra existencia.
El enamorarse no posee lógica, simplemente se da.
Pero posee una aceptación de nuestra parte ya que vamos dejando que
gane espacio en nuestro interior y le aceptamos tal como es.
Por ello era que bien valía una oración para que nos enamorásemos y
viviésemos sonriendo.
Padre Martín Ponce de León