“Si nadie va, yo voy”
Un mártir de la misericordia
Pbro. José Martínez Colín
1) Para saber
En su Bula sobre la misericordia, el Papa Francisco nos invita a
ser “también nosotros mismos signo eficaz del obrar del Padre” para
que así nuestro testimonio se haga más fuerte y eficaz (cfr. n. 3).
Recientemente, el Papa Francisco ha reconocido a un
sacerdote que vivió hasta su muerte la misericordia con los demás.
Se trata del sacerdote Engelmar Unzeitig, a quien el pasado 21 de
enero reconoció oficialmente como mártir, asesinado por odio a la
fe, lo cual abre el camino para su beatificación. Ya anteriormente,
en reconocimiento a sus virtudes heroicas, había sido declarado
Venerable por el Papa Benedicto XVI el 3 de julio del año 2009.
Pero ¿quién fue y que hizo el padre Engelmar?
2) Para pensar
El P. Engelmar Unzeitig fue un joven sacerdote de origen
checo que fue arrestado por los nazis el 21 de abril de 1941. Tenía
30 años, y había sido ordenado dos años antes de su llegada a
Dachau. Nació en 1911 en Greifendorf, la actual República Checa.
Ingresó al seminario a los 18 años, para luego ser ordenado
sacerdote. Su lema era: “Si nadie más va: ¡yo voy!”.
¿Cuál fue su crimen? Predicar contra el mal trato que daban
los nazis, especialmente contra el pueblo judío. También por
incentivar a permanecer fiel a Dios y a resistir las mentiras del
régimen nazi.
Como castigo fue enviado al campo de concentración de
Dachau. No suele hablarse mucho de la gran cantidad de católicos
que fueron enviados a los campos de concentración nazi, pero
Dachau fue conocido como “el monasterio más grande del mundo”
porque llegó a encerrar a cerca de 2700 clérigos, de los cuales el 95
por ciento eran sacerdotes católicos polacos. Los cuales a veces
eran tratados severamente. Por ejemplo, en un Viernes Santo, para
“celebrar la ocasión”, los nazis seleccionaron a decenas de
sacerdotes para torturarlos.
Dentro de Dachau, por su actitud de servicio a los demás se le
consideró como un hombre santo.
Después de unos años, una epidemia de fiebre tifoidea asoló
el campo, y el p. Engelmar y otros 19 sacerdotes se ofrecieron de
voluntarios para hacer lo que nadie quería: atender a los enfermos y
moribundos, lo que significaba una certera sentencia de muerte. Así
él y sus compañeros bañaban y cuidaban a los enfermos. Oraban
con ellos y les administraban los últimos ritos.
El 2 de marzo de 1945 el P.Unzeitig sucumbió a la fiebre
tifoidea junto con otros dos sacerdotes voluntarios. El campo de
concentración de Dachau fue liberado por los soldados
estadounidenses unas semanas después.
3) Para vivir
Las palabras que el p. Engelmar escribió a su hermana, son un
aliento para superar las circunstancias difíciles: “Hagamos lo que
hagamos, queramos lo que queramos… la gracia todopoderosa de
Dios nos ayuda a superar obstáculos... el amor duplica nuestra
fuerza, nos hace ingeniosos, nos hace sentir contentos y libres
interiormente. ¡Si la gente se diera cuenta de lo que Dios tiene
preparado para los que le aman!", escribió.
Y en otra carta añadía: “Incluso detrás de los sacrificios más
difíciles y los peores sufrimientos está Dios con su amor paternal,
que está satisfecho con la buena voluntad de sus hijos y a ellos da
la felicidad".
( articulosdog@gmail.com )